VILLAGRASA, Enrique

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VILLAGRASA, Enrique

Biografía

Enrique Villagrasa González nació en Burbáguena (Teruel) en 1957 y actualmente reside en Tarragona. Es periodista. Ha escrito varios libros de poesía, siendo sus poemas publicados en diversas revistas (Salinas, Cuadernos del Matemático, Alhucema, Extramuros, Calicanto, Texturas) y traducidos a otros idiomas (árabe, francés, italiano). Colabora en revistas literarias especializadas (Qué leer, Turia, Artes & Letras, Suplemento de El Heraldo de Aragón) y ha ofrecido lecturas y ponencias en distintas ciudades españolas.

 

Obra

POESÍA

Sílaba del anochecer (2000).
Las noches azules del alma (2001).
Con un junco en tu boca (2001).
SONETO (2001).
La Ofrenda (2001).
Antología (2004).
Límite infinito (2005).
Alzheimer. La otra voz (2006).
Línea de luz (2007).
Paisajes (2007).
De ceniza mis días (2008).

Sus poemas han sido incluidos también en diversas antologías:

Aldea Poética II (2000).
Biblioteca de Violante (sonetos) (2001).
Poemas para inventar un mundo (2002).
Palabras frente al mar (2003).
TREZE: Cuadernos del Mediterráneo (2003).
Juego y Educación (2003).
11-M: Poemas contra el Olvido (2004).
Vento, sombra de vozes (2004).
Después de todo (Homenaje de Bilaketa a José Hierro) (2004).
El corazón de la palabra (2004).
El mundo al otro lado (Ochenta fotografías para ochenta poetas) (2004).
Pentagrama. Cinco poetas españoles de hoy (2007).
20 poetas aragoneses expuestos (2007). Traducida al inglés y al francés.
Vida de perros. Poemas perrunos (2007).

OBRAS TRADUCIDAS

Poesía astur de hoy / Mai Asztúr Költészet (2006). Prólogo.

Premios

2OO4: III Premio Celya de Poesía León Felipe por Límite infinito.

 

 

Poética

– Urge la necesidad de un planteamiento poético de la realidad y urge asimismo un planteamiento poético del lenguaje transgresor.

– Poesía es el arte que se manifiesta por medio del lenguaje y lo que busca es conmover. Es palabra sujeta a ritmo y suplementada retóricamente. Es ella en sí y, a la vez, el lenguaje y el lector. Dado que el poema debe prolongarse en quien lo lee, lo recita o lo escucha, puesto que es la única manera de que tenga continuidad ese vértigo que, en un límpido instante, es capaz de desvelar sombras. Hay que velar-revelar tu nombre poesía.

– La materia, de por sí, puede contener o no un cierto grado de poesía, pero es el talento artístico del poeta el único capaz de infundirle auténtica belleza estética. La lírica no tiene una métrica específica, es la intuición del poeta la que la guía.

– El poeta, creador literario, debe aprehender de la poesía de la vida y ser su amante. Debe intentar que el lector viva la experiencia que plasma en sus versos. Quede claro que sólo se es poeta mientras se escribe el poema y es en la oscuridad donde radica el placer por descubrir lo escondido. El poeta debe saber quién es y ser.

– El lenguaje poético debe indagar siempre en lo ignoto de las palabras y de las imágenes. ¡Novedad, siempre novedad! Atreverse con lo aún por descubrir. El poder del lenguaje es puro hechizo, fuerza plasmadora, magia verbal. De ahí la entrega del poeta y del amante: no eligen. La autenticidad y sinceridad distinguen un texto poético de uno que no lo es. He ahí el estilo personal y la originalidad.

– Poetizar es, qué duda cabe, un enfrentamiento con la realidad interior y exterior imbricadas en uno mismo, al tiempo que se desarrolla esa «agonía»: desgarramiento o divertimento en el papel por medio del signo escrito. De alguna manera es ser por y en el acto del quehacer demiurgo, en ese grito desesperado o amable del silencio frente a la realidad o de la realidad frente al silencio.

– En todo poema debe de existir la vivencia de la palabra, la búsqueda y su propia mística. Se debe perseguir y ofrecer el hallazgo lingüístico, las imágenes inquietantes y la propia sustancialidad del lenguaje poético, que es lenguaje de revelación. Hallazgo sin olvidar el sentido estrófico. Es necesaria la unidad de significación de las palabras y ritmo. Cada palabra del verso debe ser necesaria e insustituible. Los versos son experiencias no sentimientos.

– En todo poema es obligado el impersonal. Hay que tener muchísimo cuidado en el uso del yo frente o para los demás. El poema debe tener capacidad de evocación y de sugerencia. Por supuesto, no debe nombrar ni definir. Ambigüedad. Debe quedar suspendido en los márgenes imprecisos de la insinuación, de la seducción y de lo prohibido.

– El pensamiento poético debe ser elaborado, conciso y sin revelaciones generosas al lector. Por ello, hay que huir de las imágenes repetidas y tópicas que rompen y quiebran la ilusión de singularidad. Hay que descartar y desterrar las rimas internas. Aunque se debe tener en cuenta que las repeticiones son elementos clave del ritmo y las recurrencias son el esqueleto del poema.

– La poesía actual vive tras de su propia búsqueda, como siempre, por lo que tiene vida para largo; y se puede afirmar que goza de buena salud, porque ella y sólo ella sirve para nombrar lo desconocido y hacer de nosotros buenas personas, como creadora de belleza que es.

(Disponible en:
http://www.librodenotas.com/poeticas/Archivos/003297.html#003297).

 

Texto

LA OFRENDA
Como una estrella de primavera
en vano buscas a Ariadna.
Un delator guiño, en el laberinto,
te da la certeza. En el dédalo alcohólico
no existe hilo que sirva de guía.

La profunda angustia abraza.
Aceleran pluma y verso los crepúsculos.
Tiembla la página.
Lo sensato será aceptar la sonrisa de la noche,
pero dan escalofríos las ruinas.

Desgrana penosamente largos poemas,
que se aferran a las más sagradas muertes.
(Baudelaire te entenderá.)

Hace tiempo dejó de ser una realidad.
Hoy es espejismo de corazón débil.
Las crestas de las olas te esperan silenciosas.

La poesía, siempre adolescente, ofrenda
su desnudo a los sueños del demiurgo.

(De La ofrenda).

 

 

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