VAZ, Eva

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VAZ, Eva

Biografía

Eva Vaz (1972), de Huelva, licenciada en Filosofía por la Universidad de Sevilla. Ha realizado incursiones en el teatro, en el periodismo, en Artes Plásticas, etc. Asimismo ha recibido e impartido numerosos cursos de narrativa y poesía. Siempre fue muy buena estudiante con brillantes calificaciones. Pero suspendió las oposiciones. Y aprobó el carné de conducir a la novena. Actualmente (desde hace cinco años) dirige una empresa de gestión cultural (Ex Libris). Sobrevive de sus aficiones y no tiene jefes. Es feliz.

 

Obra

POESÍA

Elegía a una sombra (1995).
Ahora que los monos se comen a las palomas (2001).
La otra mujer (2003).
Cuaderno de Isla (Poemas del sudor). (Edición facsímil) (2003).
Leña (2004).
La ternura de los lobos (2004).
Metástasis (2006).

Antologías:
La indiferencia de los chinos (1988).
Carne Picada (1999).
Voces del extremo I (1999).
Voces del extremo II (Poesía y conciencia) (2000).
4ª edic. de Plastilírica (2000).
21 de Últimas (2001).
Las otras mujeres (2001).
Voces del extremo III (Poesía y conflicto) (2001).
El último en morir que apague la luz (2002).
Voces del extremo IV (Poesía y utopía) (2002).
Voces del extremo V (Possía y realidad) (2002).
Catálogo de los seleccionados para el Primer Premio de Poesía Experimental (2002).
Catálogo de los finalistas del Certamen Andaluz de Artes Plásticas del Instituto Andaluz de la Juventud (2002).
La verdadera historia de los hombres (2005).

Premios

Poética

DE CUALQUIERA DE NOSOTRAS

Mírate, mírate digna.
Si puedes.
Mírate y clávate tu conciencia
en la carne,
en el currículum,
en los recuerdos que
no te permites.
En la basura que te sobra.

Mírate, mírate digna.
Y calla.
O grita
sin pulmones
si ves que se te ha deformado
el espíritu
con las miserias que te comes
todos los días.
O cómo aprendiste a digerirlas
mejor que las proteínas.
Mete la cabeza en el cubo
y respira.

Mírate, mírate como puedas
si ves que los prejuicios de antes
tampoco te dejaban ser
libre
y ahora ya no son prejuicios
tus responsabilidades
y te sigue faltando el oxígeno
porque ya no tienes derecho a
gritar.

Mírate, mírate y recuerda
lo que eres,
porque cuando vuelvas a hacerlo
ya no serás lo que ves.

Pero serás más fuerte.
Y PODRÁS SOPORTARLO.

 

Texto

LA HISTORIA DE LA MUJER DE LAS CICATRICES

Con once años
me arañé la cara
hasta sangrar.
Con un tenedor.
Mi madre me gritó:
NO. En la cara no.
SE VE

Más tarde utilicé mis uñas
en la llaga,
en el mismo sitio.
La excitación
me hizo perder la conciencia.

Mi cuerpo es el mejor sitio
para mi dolor

En estos años he aprendido
a seleccionar
mis útiles,
a rebuscar en mi cuerpo
espacios donde asignar
aperturas.

He depurado el estilo
de mis marcas:
la carne rota
es la más bella imagen
a la que mis ojos
tienen acceso.
Venas, arterias, tendones
abiertos como
flores carnívoras.

Mi cuerpo es el mejor sitio
para mi dolor.

Dame litio para estabilizar
mi conducta,
dame sangre para
arrebatarla.
Déjame abrir un último
surco.
Permite la excitación ilimitada
de saborear mi propia
sangre.

«Trastorno límite de la personalidad:
responde a los criterios internacionales
de diagnósticos acordes
al DSM-IV.
No confundido en el criterio 5 del TDL».

No comprendéis que
lacerarme
es amarme.
Desgarrar
es mitigar mi infinito
dolor emocional.

Mi madre se ha olvidado
de mirar
mis heridas.

La indiferencia es un dolor
más intenso.
Deja cicatrices atroces.

El recuerdo no es un buen sitio
para el dolor.
Yo no resisto
ese
dolor.

Y yo tengo demasiados
recuerdos…

Dame la cuchilla…

La oxidada.

 

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