SANZ, María

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SANZ, María

Biografía

María Sanz nace en Sevilla el 8 de Enero 1956. Estudia el Bachillerato Superior (Letras), y confirma su vocación poética en 1976, fecha en la que publica por primera vez un poema en la revista hispalense Cal. Ha intervenido en numerosos recitales poéticos y como jurado en diversos premios literarios, como por ejemplo el «Proyecto Juan de Mairena» (Poetas en el Aula), «Circuito Literario Andaluz», de la Junta de Andalucía, los encuentros «30 Años de Poesía Española» (Sevilla, 1993), y en «Mujeres Poetas», a nivel nacional.

Asimismo, María Sanz figura en diversas antologías y estudios poéticos, tanto nacionales como internacionales, con traducciones de algunas muestras de su obra al polaco, inglés, rumano, italiano, portugués, francés, chino y braille.

 

Obra

POESÍA

Tierra difícil (1981).
Variaciones en vísperas de olvido (1984).
Cenáculo Vinciano y otros escorzos (1985).
Aquí quema la niebla (1986).
Contemplaciones (1988).
Jardines de Murillo (1989).
Trasluz (1989).
Aves de paso (1991).
Los aparecidos (1991).
Pétalo impar (1991). Antología 1981-1991.
Vivir por dentro (1992).
Desde noviembre (1992).
Paseo de los Magnolios (1995).
Tanto vales (1996).
Polifonías (1997).
A cierta altura (1998).
Domus aurea (1999).
Libro de la Tebaida (2000).
Aria secreta (2001).
Tu lumbre ajena (2001).
Dos lentas soledades (2002).
Tempo de vuelo sostenido (2004).
Dos lentas soledades (2005).
Mínimo sol de invierno (2006).
Voz mediante (2006)
Luna de Capricornio (Antología 1981-2006) (2007)
Lance sonoro (2007)
Regazo e intemperie (2007)
Lienzos de cal (2008)
Hypnos en la ventana (2009)
Los cielos tardíos (2009)
Los pulsos cardinales (2010).
Retablo de cenizas (2011).
Danaide (2012).
La paz del abandono (2014).
Oboe d’amore (2015).
El primer reino (2015).
Es inútil que duerma (2015).
Galería de insomnes (2016).
Persistencia (2018).
Ciudad a solas (Obras completas sobre Sevilla) (2018).

POESÍA INFANTIL

Carrusel (2003).
Cuentos con rima (2006).
Nanas para dormir a una flor (2010).

NARRATIVA

Las mujeres de don Juan (1989).
La luz no usada (2010).
Jardines de Murillo (2011).
Sorianos en Sevilla (2012).

OTROS

Entre las armas y la palabra: en homenaje al general de brigada Rodolfo Sánchez Taboada (1895-1955) (2011).
Sorianos en Sevilla (2012).

Premios

1980: Premio Manuel Ríos Ruiz.
1984: Premio Ricardo Molina.
1986: Premio Carmen Conde.
1988: Premio Cáceres, Patrimonio Mundial.
1990: Premio Leonor.
1991: Premio Tiflos.
1994: Premio Beca del Ministerio de Cultura.
1996: Premio Blas de Otero.
1998: Premio Rosalía de Castro.
1999: Premio Ciudad de Torrevieja.
2001: Premio Valencia.
2003: Premio José de Espronceda.
2005: Premio Ateneo Jovellanos.
2006: San Juan de la Cruz-Ciudad de Úbeda.
2006: Eugenio de Nora.
2006: Miguel Labordeta.
2008: Ciudad de Badajoz.
2009: Nicolás del Hierro.
2009: Mariano Roldán
2010: Ciudad de Alcalá de Henares.
2012: Hermanos Machado.
2013: Vicente Núñez.
2014: Rafael Morales.
2015: Tardor.
2015: Ciudad de Pamplona.
2018: Accésit V Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’ por Persistencia.
2020: LXVII Premio Alcaraván de Poesía por Retrato de Orfandad.

Poética

Vivir en poesía implica estar recreándose continuamente por medio de la palabra. Por tanto, la creación poética debe ser un acto intrínsecamente natural. Si se contempla lo que de sublime y trascendente tiene la propia vida a la luz de la poesía, ésta será la consecuencia de todo ello. Nada como perpetuarse en el verso para hacerlo también en el tiempo y en las ideas.

 

Texto

UN SITIO EN LA PALABRA (2002)

La verdadera historia no se escribe
sin dar al fracasado
un sitio en la palabra.
Y qué mejor motivo para hacerlo
que encontrar esas huellas
de los días envueltos con la propia renuncia,
ese final escrito sobre el aire.
Quién oyera la voz incandescente
de aquél cuyo silencio es su enemigo
y se sabe orador, y se responde
con la locuacidad de la derrota.
El hundido conoce como nadie
el sombrío dolor, la llama fría
que propaga su intento
de vivir, de alumbrarse.
Pero calla la vida, todo calla.
La verdadera luz se enciende sola.

(De Dos lentas soledades, p. 39).

 

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