SALVADOR JOFRE, Álvaro

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SALVADOR JOFRE, Álvaro

Biografía

Álvaro Salvador nació en Granada en 1950, ciudad en la que actualmente reside y trabaja como catedrático de Literatura Hispanoamericana, aunque ha impartido docencia en distintas universidades norteamericanas como el Darmouth College de New Hampshire o la Universidad de California en Los Angeles ,y distintos cursos, seminarios y conferencias en otras universidades de varios países europeos y americanos.

Es miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Estudios Literarios Hispanoamericanos y del consejo asesor de la revista Anales de Literatura Hispanoamericana, editada por la Universidad Complutense.
En 1968 funda y dirige en la Universidad de Granada la revista de poesía Tragaluz y en 1977 la revista cultural Letras del Sur.

Así mismo, fundó y promocionó en estos años el grupo de animación cultural «Colectivo 77». En la década de los ochenta forma parte del consejo de redacción de la revista Olvidos de Granada y promociona junto a Javier Egea y Luis García Montero la tendencia poética denominada «otra sentimentalidad», germen de lo que unos años más tarde se conocerá como «poesía de la experiencia». Además de la poesía ha cultivado otros géneros, implicándose en proyectos teatrales de la Universidad de Granada, del teatro Mediodía de Sevilla y del Centro Andaluz de Teatro.

En 1983 se estrenó su obra Paraíso Cerrado y en 1977 El día en que mataron a Lennon. De 1979 a 1984 dirigió el Aula de Poesía de la Universidad de Granada y de 1989 a 2001 el Seminario de Estudios Latinoamericanos de dicha Universidad. El pasado mes de mayo fue elegido miembro de número de la Academia de Buenas Letras de Granada.

Obra

NARRATIVA

Un hombre suave (2000).
El prisionero a muerte (2005).

POESÍA

Y… (1971).
La mala crianza (1974; 1978).
De la palabra y otras alucinaciones (1975).
Los Cantos de Ilíberis (1976).
Las cortezas del fruto (1980).
Tristia (en colaboración con Luis García Montero y con el seudónimo de «Álvaro Montero») (1982).
El agua de Noviembre (1985).
La condición del personaje (1992).
Suena una música (Poesía 1971-1993) (1996).
Ahora, todavía (2001).
Suena una música. Antología (2007).
La canción del outsider (2009). Fumando con mis muertos (2015).
Santa Paula #25 (2018).
Un cielo sin salida (2020).

TEATRO

D. Fernando de Córdoba y Válor, Abén Humeya (1983).
El día en que mataron a Lennon (1997).
El sueño de un reino (2007).

ENSAYO

Para una lectura de Nicanor Parra (1975).
Rubén Darío y la moral estética (1986).
Introducción al estudio de la Literatura Hispanoamericana (1987; 1994). Con Juan Carlos Rodríguez.
Antología de la joven poesía andaluza (1982). Edición junto con Antonio J. Millán y Juvenal Soto.
El juego de hacer versos (estudios sobre Gil de Biedma) (1986). Edición junto con Luis Gª. Montero y Antonio J. Millán.
Muestra de poesía hispanoamericana actual (1998). Introducción y edición.
Nuevas voces de la literatura en Granada (1998). Introducción y selección.
Espacios, estrategias, territorios. Algunas aproximaciones a la literatura hispanoamericana del siglo XX (2002).
Literatura y música popular en Hispanoamérica (2002). Actas del IV Congreso de la AEELH, coeditado con Ángel Esteban y Gracia Morales.
El impuro amor de las ciudades. Notas acerca de la literatura modernista y el espacio urbano (Premio Casa de las América 2002) (2002).
Antología de la poesía cubana de José Lezama Lima vol. IV: «Poesía cubana del siglo XX» (2002). Edición con Ángel Esteban.
Las rosas artificiales. (La búsqueda de la modernidad en la poesía hispánica) (2003).
Letra Pequeña (2003).

OTRAS

Guía literaria de la ciudad de Granada (1996).
Granada 1900 (1997).
Cartografía poética: 54 poetas españoles escriben sobre un poema preferido (2004). Con A. L. Geist
Alejo Carpentier: un siglo entre luces (2005). editor junto con Ángel Esteban del Campo.

Premios

1971: García Lorca de poesía, concedido por la Universidad de Granada.
1972: Nacional Universitario de poesía, concedido por la revista A.N.U.E.
1973: Blas de Otero de poesía, Ayuntamiento de Vélez Málaga.
1975: El Olivo de poesía, Diputación de Jaén.
1980: Ciudad de Granada de teatro, Ayuntamiento de Granada.
1981: Hermanos Machado de teatro, Ayuntamiento de Sevilla.
1991: Jaén de poesía, Caja General de Ahorros de Granada.
1996: Castelló a escena de teatro, Ayuntamiento de Castelló.
2002: Casa de las Américas de ensayo, Casa de las Américas de Cuba.

 

Poética

Hace ya muchos años, demasiados, en unas declaraciones que me pidieron para una antología que se iba a publicar en 1978 y luego se publicó dos años más tarde, decía que: «…estoy, por fin, escribiendo poemas que más o menos se acercan a lo que me gustaría que fuese mi poesía: la experiencia de las condiciones de clase…» Más tarde vino la llamada ?otra sentimentalidad?, los manifiestos que la definían, o intentaban definirla, y más tarde todavía la disolución de todo aquello en el democrático mar de la llamada poesía de la experiencia.
De esa «experiencia poética de las condiciones de clase» a la que ya me refería en declaraciones y artículos de los últimos años setenta, me he visto obligado también a descreer más tarde. Y no solamente por el replanteamiento profundo que en un momento determinado necesitó cualquier acercamiento teórico a las clases y a sus condiciones, una vez que el socialismo democrático igualó económicamente a los grupos sociales mayoritarios de este país, una vez que la revolución tecnológica cambió profundamente la percepción de la información y de la realidad, una vez que el trágico fracaso de la utopía comunista precipitó la concepción globalizadora del poder y de la hegemonía mundial. No sólo, sino precisamente por todo esto, lo que en un principio intentó ser una propuesta que creíamos renovadora y, sobre todo, llena de un contenido crítico y ético que creíamos también necesario, acabó convirtiéndose simplemente en una estrategia al servicio de la normalización democrática. «No era eso, no era eso…», como diría el clásico, pero «eso» era lo único que teníamos.
A mí, tras una reflexión que he alargado durante casi diez años, los mismos en los que se demoró la redacción de mi último libro, se me ocurre que pienso como algunos de los poemas de ese libro parece que dicen. Se me ocurre, por ejemplo, que la actividad poética es una peligrosa arma de doble filo que a veces puede volverse contra el que la emplea. Se me ocurre que la actividad del poeta fingidor, del poeta infame, y el efecto mentiroso de la obra que produce, puede llegar a parecerse a una mentira institucionalizada, esto es, precisamente a un arma destinada la perpetuación de un presente que es injusto, desigual y peligroso. Se me ocurre que muchas de las verdades que pretendimos como revolucionarias quizá no lo fuesen tanto, o quizá al menos no estaban tan a salvo de demagogias deshonestas e interesadas. Se me ocurre también que todo ese discurso autojustificativo, aparentemente sencillo y en realidad solemne y rebuscado, todo ese alarde de gracias y desgracias, toda la construcción en muchos casos de «personajes poéticos» que a la postre han resultado con demasiada frecuencia patéticos reflejos de los poetas que los creamos, quizá no interesen nada a los nuevos lectores, a los lectores jóvenes, a los futuros poetas del siglo XXI.
?En ese hipotético futuro me gustaría escribir una poesía que recuperara ciertos rasgos de desenfado y sarcasmo que alguna vez, en sus comienzos, tuvo mi propia poesía. Si tuviera que marcar modelos, influencias o paralelismos, me gustaría recordar a cierto Ángel González, el Ángel González desmitificador, desacralizador, pero también humorista, un humorista a veces muy amargo. Y por supuesto, al Nicanor Parra más antipoeta y más violentamente antinormativo, pero que no olvida nunca cómo se escribe un poema, cuáles son sus leyes y sus condiciones, sus fundamentos estructurales. Y en fin, cierto Carver -el poeta Carver-, cierto Fonollosa, cierto Baudelaire, cierto Darío…

 

Texto

AUTORRETRATO (1997)

Ayer, me tropecé conmigo mismo
al cruzar un semáforo.
Quizá os parezca extraño,
pero no hubo sorpresa.
Esperaba este encuentro
-por razones que ahora no sabría explicarme-
con alguna impaciencia
desde hace algún tiempo.

Pude verme de lejos
y observarme con calma
en los gestos más míos que conozco.
Me incomodó -al mirarme-
ese ademán nervioso hacia los ojos,
la inclinación de hombros bajo un peso invisible
cuando aguardaba, inquieto, otro cambio de luz.

Y al contemplarme, a salvo,
en mi estudiado desaliño indumentario
o en la manera triste y resignada
de encender el cigarro,
no pude reprimir una sonrisa
cargada de cinismo.

Durante unos instantes,
al cruzar esa calle que me trajo hasta mí,
pude verme de lejos como a un desconocido:
alguien que sólo es rastro de lo que fue algún día.

(De Ahora, todavía, Sevilla, Renacimiento, 2001, pp. 59-60).

 

 

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