RUBIO, María del Valle

Inicio/RUBIO, María del Valle

RUBIO, María del Valle

Biografía

Chucena (Huelva). Es diplomada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla. Escritora y pintora. Ha obtenido diversos premios literarios de relevancia tanto nacional como internacional. Su nombre aparece en diversas antologías y estudios, tales como la Quinta Aantología de «Adonais» (Ediciones Rialp, 1993). Algunos de sus poemas han sido traducidos a varios idiomas. En el 2002 fue finalista del Premio de la Crítica Andaluza. Ha expuesto sus cuadros en Sevilla, Madrid, Utrech y París. Trabaja, además, como conferenciante y articulista. En Noviembre de 2002, se rotuló con su nombre una calle de su pueblo natal.

 

 

Obra

POESÍA

Residencia de olvido (1982).
Clamor de travesía (1986).
Derrota de una reflexión (1986).
El tiempo insobornable (1989).
Museo interior (1990).
La hoguera infinita (1992).
Para una despedida (1994).
Sin palabras (1996).
Acuérdate de vivir (1996).
A cuerpo limpio (1998).
Media vida (1999).
Donde nace el desvelo (2001).
Inusitada luz (2007).
Cibernáculo (2012).

NARRATIVA

Contracorriente (1985).
La espera (2005).

TEATRO

El canto del grillo (1979).
La alianza de las flores (1979).
Confesiones de Severiana (1985).

Premios

1982: Premio «Barro» (Sevilla) por Residencia de olvido.
1986: Premio «José Luis Núñez» (Sevilla) por Clamor de travesía.
1986: Premio «Florentino Pérez-Embid» , Adonais (Madrid) por Derrota de una reflexión.
1989: Premio «Bahía» (Cádiz)) por El tiempo insobornable.
1990: Premio Nacional «Rafael Alberti» (Cádiz) por Museo interior.
1992: Premio Nacional «San Juan de la Cruz» (Ávila) por La hoguera infinita.
1994: Premio «Ángaro» (Sevilla) por Para una despedida.
1996: Premio «Rosalía de Castro» (Córdoba) por Sin palabras.
1996: Premio «Antonio Machado» (Sevilla) por Acuérdate de vivir.
1998: Premio Internacional «El olivo» (Jaén) por A cuerpo limpio.
1999: Premio Nacional «Ciudad de Alcorcón» (Madrid) por Media vida.
2001: Premio «Antonio González de Lama» (León) por Donde nace el desvelo.
2002: Finalista del Premio de la Crítica Andaluza (2002) por Donde nace el desvelo.
2002: Se rotula una calle con el nombre de María del Valle Rubio en su pueblo natal.
2008: Finalista del Premio de la Crítica Andaluza.
2012: Finalista del Premio de la Crítica Andaluza.

Poética

La poesía llega a manos del poeta, si llega, cuando tiene que llegar, como un «don divino». Y no siempre el poeta transcribe de forma artística ese legado. Una cosa es el oficio y, otra, ser poeta. Lo que no puede faltar nunca, en este caso, es lo segundo, es decir, el magma, la levadura, ese ingrediente nato que hace que uno conciba la idea de escribir música con palabras. Lo primero se aprende. Escribir versos es un juego serio con las palabras, que mecidas por la música van conformando el puzzle del poema. Ser poeta, vivir en poesía, puedo entenderlo, ejercer de poeta o crear el personaje para estar en todo sitio, no. Está muy lejos de mi concepción de un poeta, de la poeta que dicen que soy. Me pregunto qué es la poesía: ¿ejercicio de la inteligencia? ¿exigencia del alma? ¿vanidad? Quiero creer en lo primero que dije: «don divino». Obsequio que llega a manos del poeta para que le dé forma, color (escribiendo, pintando, sintiendo…) Concibo la poesía como un desgarro de sorpresa y emoción, no exenta de rigor y filosofía.

 

 

Texto

 

DESPUÉS DE LA DERROTA

Los vencidos se fueron calle abajo.
No siempre los vencidos son grandes perdedores.
Bajo el brazo llevaban el recuerdo
del triunfo que supone
aceptar la derrota.

(De Derrota de una reflexión, Madrid, Cl. Adonais, Rialp,1986).

La muerte no, tus ojos. Medicina final que alivie
en la última hora. Sosiego de una tarde emparrada
de nubes. Jolgorio de los pájaros que sostienen la bóveda
y el crepúsculo gris, atemperado, caído sobre el gozne
del último silencio.
Porque sería morir sin tu mirada, no haber vivido nunca
y nada sería suficiente.

Mas el extraño goce de toda la inconsciencia
no sería capaz de dibujar tus labios, la lenta cercanía
del espacio del beso, la justa equivalencia de la boca
que muerde la otra boca, mi destino y tu risa,
el viento que me lleve hasta tu muerte,
entre la densa sombra del ciprés donde la espera
no tiene otra esperanza sino la muerte mutua.
Y aunque el mármol me aplaste la cuenca de los ojos
continuaré buscando tu mirada.

Y, después, no seremos ni claridad ni mano,
ni refugio del uno para el otro, tan sólo leve soplo
en la arena, que elevará su vuelo hacia otras regiones
donde la luz no habita.

(De El tiempo insobornable, Cádiz, Cl. Bahía, 1989).

Bailando por bailar, por contentarme,
por salir de mi cuerpo en la alborada
y habitar otro espacio, enamorada
de la luz y la vida, extrapolarme.

Bailando, así, consigo emborracharme
de extensa libertad y, entusiasmada,
llegar hasta tu tibia marejada
para beber de ti, para saciarme.

Porque bailando vivo. Porque doy
lo mejor de mi misma. Y, por si acaso,
tienes el alma libre. Yo te invito

a danzar sin final. Danzando voy
a regiones ocultas del Parnaso,
a recitar contigo lo infinito.

(De Donde nace el desvelo, León, Cl. Provincia, 2001).

 

 

Subir

Enlaces