ROMERO REYES, Verónica Victoria

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ROMERO REYES, Verónica Victoria

Biografía

Nace en Granada en 1979. Con diecisiete años gana el primer premio de Poesía en el Certamen literario Castillejo-Benigno Vaquero de Granada. Se traslada a la ciudad de Málaga donde cursa la licenciatura en Periodismo. Posteriormente se doctora en Comunicación. Volviendo a Granada orienta su formación hacia la docencia.

Obtiene el Certificado de Aptitud Pedagógica en 2007 en la especialidad de Lengua y Literatura. Actualmente, por motivos profesionales, reside en Barcelona. Miembro de la RIET desde 2010. Miembro de la REMES desde 2010. Socia del Ateneo Blasco Ibáñez de Valencia.

Colabora con diversas revistas literarias. Entre ellas «Absenta», «Lecturas de Bolsillo», «Canal Literatura» y «Opinión de la Gente».

Falleció el 3 de agosto de 2018.

Obra

POESÍA

Sin alas (1995).
Duele (1996).
Magma (1997).
Llagas (1998).
Maldito silencio (1999).
Diez Rezos (1999).
Estrofas, poemas estróficos y no estróficos (2000).
De amistad y otros timbrazos en la puerta (2000).
Ave ladrona (2001).
Alma mía (2002).
Universo (2003).
Zenobia (2004).
Némesis (2004).
Mi gritito de batalla (2005).
Herida (2006).
La victoria de los ángeles (2006).
A maximis ad minima (2007).
Verbia et proverbia (2007).
Tecla y compañía (2008).
Verbum vincet (2008).
Fénix (2009).
Libre el verso, hueca el alma (2009).
Octosílabos agnósticos, endecasílabos escépticos (2009).
Epitafio (2009).
El quicio de un sueño (2010).
Estupifacta (2010).
Pensar enferma (2010).
El alma en ti (2010).
Amor omnia vincit (2010).
Mi único poema incompleto (2010).
Tuya. Cómplice (2010).
La agonía tuya (2010).

NARRATIVA

Epistolario muerto (2004).
Ella (2006).
Pergaminos de vena (2009).

Premios

1997: Certamen literario Castillejo-Benigno Vaquero de Granada.

 

 

Poética

En mi lenguaje, tan inhóspito en ocasiones,
una mentira aclamada es una porfía,
un recital de versos son declamaciones
y una nostalgia de pasto ajeno es algarabía.
En mi verso, tan retorcido y detractado,
abunda la metáfora sentenciosa,
el ritmo acentuado de reojo pesado
y la oculta verdad escandalosa.
Todo lo digo con forma mas con disimulo,
no concibo triángulos en lo angosto,
y, aunque el pudor oculta la debilidad,
cierto es que, con poca solera, yo reculo.
Tanto me afané en disfrazar mi daño
que, sin darme cuenta, y en hora equivocada,
hice de mi pasar en la vida un cuento extraño
donde no me siento más que bestia amansada.
Una calle es un pasaje
y un corazón es un mundo.
¿Un cambio? Yo digo viraje.
De Calderón, hija bastarda de Segismundo.
Anquilosada en el clásico,
discípula de Góngora.
Culterana.
¿Pedante? ¡Por supuesto!
Porque la lengua es carne de amor.
Y en el amor, nunca puede haber desgana.
Verónica Victoria Romero Reyes.
Mi único poema incompleto.
Derechos registrados.

 

 

Texto

VICTIS HONOR (2010)

Cuán pobre y deleznable el valor humano
cuando puño de hijo con ira se eleva
para agredir a una madre o un hermano.

Es obra vana quebrar una espalda con tarea
cuando no se recogen más que alacenas
huecas y vacías en palpables y sucias plateas.

Da igual afanarse en instruir nobleza
en el alma, cuando el necio desoye
con desdén el cariño, el alma con pereza.

Da igual pensar que el portador de la lacra
será admirado en gentíos y turbas varias
mientras el bondadoso es inútil memoria sacra.

Da igual creerlo o no, pero el amor es distinto
y no por ello, menos intenso en llamarada
ni menos cierto en el desvelo que procura
cuando el alma sábese única y enamorada.

Da igual enseñar a quien no quiere aprender,
pues nunca conocerá más que su ignorancia
y responderá con insolencia al recto saber.

La Vida en sí misma no es motivación
sino un motivo que se escapa a la canción
de quienes andan con pie roto y trabazón.

Da igual que estemos solos en compañía,
que el pajarito trine o el perro ladre,
que no exista amor que la Muerte extinga,
ni manos más abiertas que las de madre.

Da igual que el Cielo se desplome
o que la aurora decida no volver,
da igual ser una destrozada marioneta
en el guiñol sanguinario del poder.

Da igual soñar, vivir un cuento,
caminar sin ganas y volver a crecer,
da igual cascar la nuez de la ilusión
si nadie queda para el fruto recoger.

Da igual el dolido camino ajeno
si vendas haces crecer en tus ojos,
si mordaza lames con miedo pleno.

Da igual que se quiebre el nido
dejando crías sin alas a su suerte,
tendrán plumaje corto y tullido
y serán abocadas a su muerte.

Da igual hablar sandez o en serio,
confiar versos y líricos desmayos
en cuartillas con música y misterio.
¿Da igual que el alma lata con rayos?

Da igual.
Porque a nadie le importa.

(AA.VV., «Selección de poemas, diez autores», 2010).

 

 

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