NÚÑEZ GONZÁLEZ, Teresa

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NÚÑEZ GONZÁLEZ, Teresa

Biografía

Teresa Núñez nace en Madrid, en 1941. Ha realizado numerosos talleres literarios dirigidos por autores de la talla de J. Mª. Merino, R. Alberti o L. Rosales.

Publica por primera vez a los catorce años en la revista poética Arquero y a los diecisiete, su primer relato en el semanario Blanco y Negro. Trabaja como guionista de radio en la emisora escuela de Radio Mérida (Badajoz)
Durante más de veinte años se dedica a la novela de bolsillo, editando con Editorial Bruguera y Editorial Rollán más de doscientos títulos del género Oeste y sentimental bajo los seudónimos de Paul Lattimer y Vicky Doran respectivamente.

Colabora como crítica de poesía en el Taller Fuentetaja de Madrid y como columnista en el Diario Metro Directo, apareciendo sus columnas durante cuatro años en Madrid, Valencia, Barcelona y Sevilla.
Es miembro de la Asociación Colegial de Escritores y Artistas Españoles y de la Sociedad General de Autores de España y en la actualidad ejerce como funcionaria de carrera en el Ayuntamiento de Madrid.

Obra

NARRATIVA

Los ríos sin cauce. (Con el seudónimo María José Urquía) (1960).
El payaso (1960).
Historia de diez leprosos (1989).
Manías (1999).
La caída (1999).
Asesinato en la cocina (2003).
Naufragios (2005).
Cuando sopla el diablo (2009).
Bragas (2016).

COLABORACIÓN EN ANTOLOGÍAS

Vejez en nuestro tiempo con «El hombre que no entendía de máquinas» (1990).
Frente al ventanal con «Natividad» (1997).
Premios de la Asociación de la Prensa de Ávila con «El soufflé» (1998).
La cocina y el zodiaco con «Sobre las muchas maneras de comer tortilla» (1999).
Cuentos de La Granja con «La mujer que nunca llegó al mar» (2000).
Háblame de ese niño diferente con «El niño que encendía las estrellas» (2000).
Premios Ciudad Villa del Río con «Un sombrero de tul» (2001).
Premios Clarín de cuento con «El golpe en el hastial» (2001).
I Certamen Relato Breve Centro Cultural Blas de Otero con «El apagón» (2001).
Una hoja de otoño en el parabrisas (2002).
VIII Certamen Literario Café Compás con «El caballero americano y la bullabesa del sur» (2005).
VII-VIII Concurso Relato Breve Villa de Binéfar con «Muerte de una cigüeña» (2005).

POESÍA

Numerosos poemas publicados en antologías y revistas literarias, además de los siguientes poemarios:

Desde un soneto (1987).
Los días para amar (1990).
Una tierra llamada libertad (1990).
Noviembre (1990).
En el lugar de la costumbre (1991).
Huésped de mi sangre (1995).
Memorial de un lunes sin memoria (1995).
Ojalá el otoño (1997).
La canción del agua (2000).
El ojo inmenso (2001).
De la melancolía y otras lluvias (2001).
Si arde París (2002).
Inesperadamente mar (2002).
El juglar de los pájaros (2011).

LITERATURA INFANTIL

Sabadocuento (1999).
En busca del Arco Iris (2000).
Un curso con mucho cuento (2000).
Cierto olor a violetas (2002).
Lady Flor de las Calzas Rosas (2003).
El hada del abanico verde (2004).
Cuando tu padre se llama Pepe (2005).
Dos viajes y un gato (2006).
Érase una aldea sin suerte (2013).

TEATRO INFANTIL

Una de indios (2007).
Reyes y dragones (2013).

Premios

1983: Premio de Novela Corta Editorial Rollán.
1984: Premio de Narrativa Fundación INI, Madrid.
1986: Premio de Poesía Prometeo, Madrid.
1989: Premio de Narrativa Círculo de Lectores, Barcelona.
1989: Premio de Cuento Agrupación Hispana de Escritores, Madrid.
1989: Premio de Poesía Alcaraván, Arcos de la Frontera (Cádiz).
1990: Premio de Poesía San Lesmes Abad, Burgos.
1991: Premio de Poesía Dama de Elche (Alicante).
1993: Premio de Poesía Blas de Otero, Majadahonda (Madrid).
1993: Premio de Poesía Gerardo Diego, Pozuelo (Madrid).
1993: Premio Moneyba de Narrativa Infantil, Tenerife.
1994: Premio de Poesía Blas Infante, Cornellá de Llobregat (Barcelona).
1994: Premio de Poesía de las Hermandades de Cofradías, Peñaranda de Bracamonte (Salamanca).
1994: Primer Premio de Poesía Vicente Aleixandre, Cope, Madrid.
1994: Premio de Narrativa Clarín, Asociación de Escritores y Artistas, Madrid.
1994: Premio de Poesía Tomás Navarro Tomás, La Roda (Albacete).
1994: Premio de Poesía Pastora Marcela, Campo de Criptana (Ciudad Real).
1994: Flor Natural en las Justas Castellanas de Laguna de Duero (Valladolid).
1994: Flor Natural en las Justas Poéticas de Reinosa (Cantabria).
1994: Premio de Poesía Federico García Lorca, Llobregat (Barcelona).
1994: Premio de Poesía Feria del Libro de Madrid-Jardines del Buen Retiro, Madrid.
1994: Premio de Poesía Juan Alcaide, Valdepeñas (Ciudad Real).
1995: Premio de Poesía Villa de Galisteo (Cáceres).
1995: Primer Premio de Poesía Cafetín Croché, El Escorial (Madrid).
1995: Premio de Letras para Villancicos ,Madrid.
1995: Premio de Poesía Mariano Roldán ,Rute (Córdoba).
1996: Premio de Poesía Teresa de Avila, Madrid.
1996: Premio de Narrativa Ciudad Villa del Río (Córdoba).
1996: Premio de Poesía Raimundo Ramírez de Antón, Tarrasa (Barcelona).
1996: Flor Natural de los Juegos Florales de Avila.
1996: Botijo de Barro de las Justas Poéticas de Dueñas (Palencia).
1996: Premio de Poesía La Colodra, Casla (Segovia).
1996: Premio de Poesía Diego Bautista Prieto, Jimena de la Frontera (Cádiz).
1996: Flor Natural de los Juegos Florales de Tobarra (Albacete).
1996: Premio de Narrativa Villa de La Guardia (Toledo).
1996: Premio de Poesía de la Casa Andaluza de Benicarló (Castellón).
1997: Premio de Poesía Río Ungria, Diputación de Guadalajara.
1997: Premio de Narrativa de la Asociación de la Prensa de Avila.
1997: Medalla de Oro Ciudad de Archidona de Poesía, Archidona (Málaga).
1997: Premio de Poesía Rafael Fernández Pombo, La Puebla de Montalbán (Toledo).
1997: Premio de Poesía Conrado Blanco León, La Bañeza (León).
1997: Premio de Teatro Infantil AETIJ, Madrid.
1998: Premio Internacional Lena de Narrativa, Pola de Lena (Asturias).
1998: Premio de Poesía Villa de Azuqueca, (Guadalajara).
1999: Flor Natural de los Juegos de Primavera de Bujalance (Córdoba).
1999: Premio de Poesía Manuel Ordóñez Sánchez, Higuera de la Sierra (Huelva).
1999: Premio de Cuento El Chiscón, Madrid.
1999: Premio de Cuento «Puente Zuazo», San Fernando (Cádiz).
1999: Premio de Poesía «Villa de Grazalema», Grazalema (Cádiz).
1999: Premio de Cuento «Diario de León».
1999: Premio de Narrativa «Cuentos La Granja», La Granja de San Ildefonso (Segovia).
1999: Premio de Poesía Provincia de Guadalajara.
2000: Premio de Poesía «Tardor», Castellón de la Plana.
2000: Premio de Poesía «Poeta Mario López», Bujalance (Córdoba).
2000: Premio de Poesía Ciudad de Ponferrada (León).
2000: Premio de Cuentos «José González Torices».
2000: Premio Internacional de Poesía «Villa de Aranda» (Burgos).
2001:Premio de Narrativa «Carmen Conde», Majadahonda (Madrid).
2001: Premio de Poesía «Ciudad de Baza», Baza (Granada).
2001: Premio de Poesía «Ciudad de Alcorcón», Alcorcón (Madrid).
2002: Premio de Narrativa «Villa de Montefrío» (Granada).
2002: Premio de Poesía «Rosalía de Castro», Córdoba.
2002: Premio de Poesía «Villa de Mancha Real» (Jaén).
2002: Premio de Narrativa «Háblame de amor y amistad», Madrid.
2002: Premio de Poesía de Castejón (Navarra).
2003: Premio de Poesía «Carmen Conde»,Majadahonda (Madrid).
2003: Premio de Poesía «Martín García Ramos», Albox (Almería)
2003: Premio de Cuento «Emiliano Barral», Segovia.
2003: Premio de Poesía «Real Sitio y Villa de Aranjuez» (Madrid).
2003: Premio de Cuento «Barcarola», Albacete.
2003: Premio de Cuento Infantil Asociación Antonio Machado, Casas Ibáñez (Albacete).
2003: Premio de Poesía «Villa de Sonseca» (Toledo).
2003: Premio de Cuento «Retratos de Mujer», Jaén.
2003: Premio de teatro infantil «Fundación María José Jove».
2003: Premio de Poesía «Guadalmesí», Tarifa (Cádiz).
2003: Premio de Poesía Casas Regionales, Alcobendas (Madrid).
2004: Premio de Poesía «Ramón de Campoamor», Navia (Asturias).
2004: Premio de Narrativa «Villa de San Fulgencio», (Alicante).
2004: Premio de Cuento Infantil No Sexista, de la Comunidad de Madrid.
2004: Premio de Relato Breve de UNED, Plasencia (Cáceres).
2004: Premio de Poesía Xosé Maria Pérez Parallé, Fene (La Coruña).
2004: Premio Villa de Binéfar (Huesca).
2005: Premio de Poesía Fundación Antonia Pérez Alegre, Viladecans (Barcelona).
2005: Premio de Teatro Infantil Érase una vez Lorca, Lorca (Murcia).
2005: Premio de Poesía Andrés García Madrid. Madrid.
2005: Premio de Poesía Ciudad de Jerez, Jerez de los Caballeros (Badajoz).
2005: Premio de Poesía Pluma de Oro, Alcorcón (Madrid).
2005: Premio de Cuento Alfonso Martínez-Mena, Alhama (Murcia).
2005: Premio de Poesía Rafael Alberti, El Prat de Llobregat (Barcelona).
2005: Premio de Poesía, Boca de Huérgano (Palencia).
2005: Premio El Rincón de los Cuentos, Méjico.
2005: Premio Fundación Sedesa de narrativa infantil, Valencia.
2005: Premio Villa Castell de Guadalest de poesía Guadalest, Alicante.
2005: Premio Casino Obrero de cuento infantil, Béjar, Salamanca.
2005: Premio de Poesía Manuel Oreste Rodríguez López, Paradela (Lugo).
2007: Premio de Poesía Fray Luis de León por La sed.
2011: I Premio Nacional Mª José Jove de Escritura Teatral Infantil.
2011: V Premio de Poesía Ciudad de Pamplona por El juglar de los pájaros.
2014: XIV Concurso de Relatos Cortos Leopoldo Alas Clarín por Bragas.
2017: X Certamen Internacional de Relato Corto “Cuéntame Portillo” por Equipajes.

Poética

ESCRIBIR PARA QUÉ

Siempre hay quien te hace esta pregunta y nunca sé si existe una respuesta. La poesía es un desgarro que se lleva a flor de piel y que arrastra a la comunicación. Escribir, y ,sobre todo, escribir poesía, para respirar. Para sobrevivir. Para descubrir la belleza y hacer que los demás participen de ella.

No entiendo la literatura, menos la poesía, sin comunicación. Es ahí donde se fragua la autenticidad del verso. Por tanto, desconfío de quien dice escribir para sí mismo y no preocuparse de ser entendido por el lector. En todo caso, puede ser un principio pero nunca una finalidad. La poesía brota del poeta, pero cuando el hecho poético se produce, deja de pertenecerle. Se universaliza.

No quisiera caer en la vieja discusión de poesía de la experiencia-poesía de la emoción. La poesía, la literatura en general, se divide en buena y mala. Ni siquiera creo en las llamadas generaciones, si bien admito que el poeta se forma a merced de las influencias.

Quizá el secreto radique en que, si el escritor es veraz, el resto se le da por añadidura.

Teresa Nuñez.

 

 

 

Texto

Madera con termitas

A veces en la sombra
se oía aquel trasiego
la metralla confusa
el grito
la miríada.
Pinzas labros tentáculos.
Otra vez en la vela
rasgando la telúrica
orfandad de lo oscuro
reinaban los insectos.
Y el miedo acrecentaba
lo que no era
más que río de palpos
animal embestida
en la quieta ventana
(fuera sólo la noche)

Yo nunca reposé
sin haber escuchado
y furtivos mis ojos
captaban orificios
de salida y entrada
¡Qué gemido de viento
la madera!

Sanguinario el ejército
ascendía
por túneles oblicuos.
Vencedor en el alba
despiadado
sin sospechar siquiera
que por vivir moría.
Y a cada vez
la vencida ventana
más amarilla y triste
desnudando sus huesos
más acabada y trágica
se iba desmembrando
con fiereza ignorante.

Nunca supe si algún
invierno más helado
que aquellos de mi infancia
derribó del cristal
el mirador enfermo.
Pero hoy todavía
cuando aprieto la almohada
bajo mi oído roto
escucho
como un tambor de fuego
a las termitas.
(de De la Melancolía y otras lluvia, Premio Poeta María López)

Manías
(Cuento galardonado con el Premio Diario de León, octubre 1999).

Me gusta escribir a la hora adecuada. Cuando la luz entra por la ventana con la intensidad necesaria pero sin estridencias. Esto, que puede parecer una simpleza, resulta para mí un verdadero milagro. En casa la luz proviene de un patio y no siempre tiene la intensidad y melancolía necesarias. Basta un maldito rayo de sol para importunar el cristal. Entonces, la luz se vuelve violenta, cae de golpe sobre la mesa y no hay forma de concentrar la vista en el papel. Por el contrario, los días de lluvia debo encender el flexo, lo cual dificulta mi visión por la miopía. Aunque, en ocasiones y para acentuar el exotismo, haya probado con una vela, no me acostumbro. Cierta vez hasta me chamusqué las cejas. Me ha costado algún tiempo descubrir la hora exacta en que la luz sirve a mis propósitos, y no siempre, es decir, no todos los días, razón que me lleva a permanecer en acecho continuamente
Se lo dije a Morales desde el principio. Que no es lo mismo escribir a una hora que a otra, no salen las mismas cosas. Y mucho menos sobre una mesa rugosa, o lisa, o demasiado fría, o espantosamente cálida. Así que, además de esa luz especial, necesito la vieja mesa de caoba, herencia de mi padre. El roce de su madera despierta en mis yemas sensaciones misteriosas. Como si millones de duendes corrieran por la superficie y me atravesaran la piel. Ha valido la pena pelear por el vetusto mueble. Ya ni siquiera lamento la ruptura con el resto de mis hermanos. Escribir a gusto bien vale una misa. Y cuando pongo el papel sobre esta madera y deslizo el bolígrafo, llego a un éxtasis sobrenatural. Qué diablos va a saber de esto Morales. Si le digo que tampoco escribo a gusto con el bolígrafo que me ha proporcionado me tomará por paranoico. Pero es que, con éste, las manos me sudan. Realmente me resulta imposible escribir sin mi bolígrafo azul, cuyo tacto recuerda al terciopelo. Cuando salía de casa, a cualquier hora que pasara por la papelería de la esquina, compraba un bolígrafo azul aterciopelado. En mis portalápices y cajones siempre se encontraba alguno, incluso en el cuarto de baño, estancia en la que a menudo he conseguido las mejores ideas.
También echo de menos la música. Yo escribo casi siempre con los barrocos. Son fáciles de seguir sin que el pensamiento se distraiga demasiado. Mis poemas son también un poco per la solenitá di San Lorenzo y complicarse con La Cabalgata de las Walkirias convertiría en épica una metafísica intimista. Me reconozco obsesivo, sin embargo, en cuanto al Ave Verum de Mozart. Soy capaz de escucharlo sesenta veces hasta lograr un endecasílabo perfecto. ¿Cómo decírselo a Morales? El pobrecito se considera privilegiado cuando escucha El baile de Luis Alonso.
Si estoy en casa elijo a Vivaldi. Con Vivaldi a todo cuarteto sitúo un cojín de raso en mi silla favorita, esa que protege los riñones y permite relajar las cervicales. A la distancia justa del Julio Casares y no menos en ángulo con la papelera, no falta más que una mesita auxiliar, no demasiado lejana, aunque sí lo suficiente para no correr el peligro de tirar la taza de té en algún arrebato de la inspiración. Si me levanto y paseo por el estudio, o si abro y cierro la ventana, el escritorio, cualquier otra cosa susceptible de ser abierta o cerrada, lo hago en una especie de estado febril que no me permite saber qué objetos he tocado ni dónde los he puesto.
Qué placer. Lo recuerdo aún. La mesa de caoba cantando bajo mis manos, la mente que hierve entusiástica, I Musici …Y el silencio. Ese silencio que asciende vertical, se va apoderando de los techos y resume todas mis manías. No puedo vivir en una casa llena de gente, responder a cada momento a preguntas estúpidas sobre si quiero o no pescado en salsa o cuándo creo que es oportuno hablarle a Rafita de la masturbación. Adoro la soledad de las casas vacías, la nada que se produce cuando uno está aislado, o incluso rodeado de muertos, de aparecidos, deambulando entre la realidad y la ficción, lo concreto y lo imaginado.
El ámbito en el que ahora me muevo se distorsiona siempre con gritos. Aquí se come, se habla y se duerme a gritos. Pero, ¿acaso no habrá gente donde vaya ? No volveré a encontrar la frescura idónea de la palabra, a moverme en el círculo mágico de mi bolígrafo azul sobre la madera vieja. Cuando aquellos seres gritones que me rodeaban se fueron callando uno a uno como se apagan los pábilos cansados de las velas, fui feliz. Pero seguramente con la misma desdicha de saber que nada es perdurable. Al principio, la propia calma de la casa me dejó atónito. Miré uno por uno aquellos rostros que a su vez parecían mirarme impávidamente y comprendí que debía darme prisa en respirar por única vez lo que tanto trabajo había costado. Fui cruzándoles las manos y los besé en la frente. Qué dulce era ahora el contacto de mi hija Elena, la que siempre llegaba tarde a casa, y cómo reconfortaba acariciar el rostro de Mercedes, quien durante muchos años compartió mi vida sin dejar de proferir insultos. Rafita quedó un poco descolocado, pero al volverle el rostro lo hallé sereno y le cerré los ojos con cariño. La paz se fue apoderando de la sala hasta que salí de casa.
Es difícil para Morales darse cuenta de que sólo soy un hombre cargado de manías. No. Morales me mira hito en hito. Mueve la cabeza hacia los lados y se ve claro que no entiende. Como mucho, hace tintinear las llaves entre los dedos índice y pulgar, sonríe con una mueca poco agradable y responde secamente mientras abre la puerta de la celda.
– García, déjate de coñas y sal al patio de una puta vez.

 

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