Biografía
Inmaculada Moreno Hernández (El Puerto de Sta. María, Cádiz, 1960) es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, realizó estudios de doctorado en la Universidad de Valladolid.
Como traductora de poesía ha dado a conocer la de la alemana Mascha Kaléko en un trabajo aparecido en Clarín, julio-agosto 2002. Siempre ha residido en la ciudad en la que nació. Es académica electa de la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia de su ciudad.
Obra
POESÍA
Son los ríos (1998).
Aparece en la antología: Ellas son la tierra : voces de mujeres poetas de la provincia de Cádiz (2001).
Los hombros vulnerables (2005) (plaquette).
Poemas para sobrinos (2006)
Como lava oscura (2006) (plaquette).
Igual que lava oscura (2008).
Donde la hoguera verde (2011).
EDICIÓN Y TRADUCCIÓN
Mascha Kaléko. Tres maneras de estar sola (2012).
Premios
1998: Ciudad de San Fernando.
2011: Premio Internacional Antonio Machado en Baeza por Donde la Hoguera Verde.
2011: Finalista del Premio Andalucía de la Crítica en la modalidad de Poesía por Donde la Hoguera Verde.
Poética
«-Enumera tres o cuatro cosas que le exiges a un poema para que te guste.
-Inteligencia, emoción contenida, armonía formal (como adecuación perfecta de su manera de sonar al clima del poema)
(…)
(De la poesía de siempre me molesta la metáfora gratuita, la imaginería hueca». En Nadie Parecía, nº 2, Otoño 1999, p. 16).
«La poesía es un intento desesperado de romper la soledad a la que estamos condenados los mortales (…) Al fin y al cabo una lee para no sentirse sola, para completar ese diálogo eterno que empezó el día en que leyó unos versos y sintió que la aludían (…)
Una siente que el consuelo no está en el engaño dulce de un poema, sino en su verdad, en ese conato de dolor compartido que supone la escritura o lectura de un poema».
(En Poesía Última, Fundación Rafael Alberti. Actas 2003. p. 145).
«La literatura sí puede cambiar el mundo, lo reinterpreta, lo modifica, si bien no de la manera que supusieron los autores de los años 50. Ningún buen lector permanece igual tras la lectura de un buen libro.
(…) Quien no busca asombrar, sino ser comprendido no tiene más remedio que partir del conocimiento del lector y en él están la convención literaria -pero también la convención cultural y social en la que ha vivido- añadiendo sentidos, fosilizando expresiones: todo un rico entramado de connotaciones tan peligroso como útil (…) Contar con la convención no puede significar aferrarse a ella como un parásito, sino situarse en el terreno de la comprensión simbólica de los lectores para no devenir en críptico. Creo firmemente, pues, que un poema sólo es válido si ayuda a dar otra vuelta de tuerca a lo ya dicho, a iluminar una mínima parcela nueva de lo ya conocido.
(En El Placer de la Escritura o Nuevo Retablo de Maese Pedro, 2004, pp.241-250).
Texto
DE LO QUE PUDO HABER SIDO
Y si ahora
dejas a un lado el libro que leías
con interés escaso,
buscas amarras y te acoges
al color de una foto,
clandestina memoria en cartulina;
no podrás evitar
que te arrecie mortal la certidumbre
de que podrían
haber sido las cosas de otro modo,
como cuando de niñas
componíamos cuentos del futuro
y no importaba el riesgo del recuerdo.
Y te sientes turista entre tus cosas.
Y sabes que es verdad,
que es que podrían
haber sido las cosas de otro modo,
y a estas horas,
abatida por fotos diferentes,
estarías viviendo otra manera
de ser infeliz
en otro cuarto
(De Son los ríos, Renacimiento, Sevilla, 1998, p.13).
ELEGÍA PRIMERA
Ahora que estás triste y a la vez enojado,
que el dolor te parece tan enorme y eterno,
ten en cuenta que existe eso que llaman tiempo,
que todo pasa, Ale, todo acaba pasando.
Como se filtra lenta en la tierra la lluvia,
igual que se descuelga una gota indecisa,
de la misma manera que el hielo en tu bebida,
este día, lo sabes, no va a volver ya nunca.
(De Poemas para sobrinos, Hiperión, Madrid, 2006, p. 49).
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