MESA, Sara

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MESA, Sara

Biografía

Sara Mesa (Madrid, 1976) es escritora y periodista. Estudió Periodismo y Filología Hispánica.

Sus inicios en la literatura fueron en el campo de la poesía, con obras como Este jilguero agenda, aunque lo abandonó muy pronto. Fundamentalmente, se conoce su obra narrativa, compuesta por libros de cuentos, como Mala letra, y novelas, como Un amor. Su obra ha sido traducida en EE.UU., Italia, Holanda, Francia, Alemania, Grecia, Portugal, Serbia, Dinamarca y Noruega. Menos conocido es su acercamiento al ensayo, pero en 2019 publicó Silencio administrativo, donde reflexiona sobre la pobreza, el sinhogarismo y los prejuicios a través de un historia real.
Sus relatos también están recogidos en varias antologías, como Mire a cámara, por favor. Ha escrito en coautoría junto a Pablo Martín Sánchez versiones propias de una historia esbozada por Herman Melville en Agahta.

Obra

RELATO

La sobriedad del galápago (2008).
No es fácil ser verde (2009).
Mala letra (2016).

NOVELA

El trepanador de cerebros (2010).
Un incendio invisible (2011).
Cuatro por cuatro (2012).
Cicatriz (2015).
Cara de pan (2018).
Un amor (2020).                                                                                                                                          La familia (2022).

POESÍA

Este jilguero agenda (2007).

ENSAYO

Silencio administrativo (2019).
Perder el miedo. Un manual para la vida (2020).

Premios

2007: Premio Nacional de Poesía «Fundación Cultural Miguel Hernández» por Este jilguero agenda.
2008: XI Edición de Cuentos Ilustrados de la Diputación de Badajoz por La sobriedad del galápago.
2011: Premio Málaga Novela por Un incendio invisible.
2012: Finalista del Premio Herralde de Novela por Cuatro por cuatro.
2015: Premio Ojo Crítico de Narrativa por Cicatriz.
2017: Premio Literario Arzobispo Juan de San Clemente por Cicatriz.
2021: Premio de los Libreros en la Categoría de Ficción por Un amor.

Poética

“Me incomoda que la gente me conozca por escribir. Saber que alguien cercano me lee, incluso amigos, siempre me desazona un poco. Y más cuando hablas de los asuntos turbios. Hay escritores que cuando escriben, aunque tengan muchos años, piensan en lo que va a decir su madre o su hijo. ¿Por qué? En los libros salen situaciones o reflexiones que la gente no imagina que tú puedas llegar a tener. Hay tal grado de intimidad con el lector que abre una puerta, que preferiría no conocer la reacción del otro lado. Siento que cuando la gente cercana lee mis libros, le estoy contando intimidades. Eso no me agrada mucho.”

Texto

Él recuerda cada día la escena. La luz del distribuidor, sutil, amarillenta, envolviéndolos. El polvo en suspensión. La belleza en medio de la sordidez, deslumbrante y desafiante, consiguiendo vencer la suciedad, con todo lo que a él le asquea. Aquel silencio: sólo rumor del tráfico, amortiguado, en la distancia. Ella estirando los brazos para cambiarse. Sus brazos tan blancos, las axilas tentadoras. La curva del pecho, sostenida por aquel sujetador de encaje, las copas con tres telas diferentes, el brillo de la seda. También estaba la cicatriz, tu fea cicatriz. Te la vi, te lo dije, luego me arrepentí. Ahora me doy cuenta de cuán significativa era esa señal. Ni más ni menos que la constatación de una realidad que yo me empeñaba en disfrazar.

(De Cicatriz, 2015)

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