LUJÁN, Ángel Luis

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LUJÁN, Ángel Luis

Biografía

Nació en Cuenca el 25 de enero de 1970, donde realizó estudios de Bachillerato. En 1988 se trasladó a Madrid para comenzar la carrera de Filología Hispánica en la Universidad Complutense, licenciatura que obtuvo en 1993. Realizó estudios de doctorado en la misma universidad en la especialidad de Teoría de la Literatura, y se doctoró en 1997 con una tesis sobre retórica española del siglo XVI. Continuó su labor investigadora en Londres con una beca del Ministerio de Educación en The Warburg Institute por dos años (1998-2000) y después estuvo contratado cinco años como investigador en el Instituto de la Lengua Española del CSIC en Madrid. En la actualidad es doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Su obra ha sido incluida en las antologías Pasar la página. Poetas para el nuevo milenio y Mar Interior. Poetas de Castilla-La Mancha.

 

 

Obra

POESÍA

Inútiles lamentos (y otros poemas) (1992).
Días Débiles (1997).
El silencio del mar (1997).
Allí (1999).
Experimentos bajo Saturno (2000).
Una calle cortada (2005).

COLABORACIONES EN ANTOLOGÍAS

Pasar la página. Poetas para el nuevo milenio (2000).
Mar Interior. Poetas de Castilla-La Mancha (2005).

ENSAYO

Retóricas españolas del siglo XVI. El foco de Valencia (1999).
Cómo se comenta un poema (1999).
Contribución al estudio de las retóricas españolas del siglo XVI: el foco de Valencia (2003) (Formato CD-Rom).
Edición, introducción y notas de La Moschea, de José de Villaviciosa (2002).
Edición, traducción, introducción y notas de: Lorenzo Palmireno, Dilucida conscribendis epistolas ratio, en el CD Rom: Miguel Ángel Garrido Gallardo (ed.), Retóricas españolas del siglo XVI escritas en latín (2004).
Edición, traducción, introducción y notas de: Mateo Bosulo: Institutionum oratoriarum libri tres, en el CD Rom: Miguel Ángel Garrido Gallardo (ed.), Retóricas españolas del siglo XVI escritas en latín (2004).
Pragmática del discurso lírico (2005).
Desde las márgenes de un río. La poesía coral de Diego Jesús Jiménez (2006).
Las voces de Proteo. Teoría de la lírica y práctica poética en el Siglo de Oro (2008).
Pablo García Baena. Leer y entender la poesía (2009).
Los rostros de Medusa: 20 años de poesía conquense (2010).
Poesía y educación poética (2010).
Antonio Gamoneda. Leer y entender la poesía (2010).
Diego Jesús Jiménez. Leer y entender la poesía (2011).
Presencia del cancionero popular infantil en la lírica hispánica: Homenaje a Margit Frenk (2013).
Renovar el asombro. Un panorama de la poesía infantil y juvenil contemporánea en español (2019).
Otros caminos en la poesía española de los 70 (2021). Obra en colaboración.

Premios

 

1991: Premio «Blas de Otero» de poesía 1991, de la Universidad Complutense de Madrid.
1996: Accésit del Premio «Adonais» de poesía.
1997: Premio «Pastora Marcela» de poesía.

 

 

Poética

 

Cada vez estoy más convencido de que si la poesía es algo es lenguaje. Se trata de una obviedad de las que a menudo se olvidan. Por lenguaje quiero decir el que la gente habla y con el que se entiende. En un estado ideal cualquier persona automáticamente entendería (en un sentido amplio que abarca desde la comunicación afectiva hasta la disección intelectual) un poema escrito en la lengua que usa diariamente. Todo el mundo sabe que esto no es así y que seguramente nunca lo ha sido. La gran tarea es acercarse lo máximo posible a esa condición paradisiaca, por el bien no tanto de la poesía como de los hombres. Desconfío, no obstante, desde el principio del éxito del empeño, y entre tanto me quedo con Wordsworth: «el poeta es un hombre que habla a otros hombres».

(De Pasar la página. Poetas para el nuevo milenio, número 4 de Diálogo de la Lengua, Cuenca, 2000, p. 190).

 

 

 

Texto

 

TODOS LOS SANTOS (2005)
Algunos los he visto
sentados frente al fuego, haciendo tiempo,
removiendo en silencio la ceniza.
Mi abuela, por ejemplo. Ella leía
con unas lentes gruesas que ocultaban
sus ojos, tan maduros de haber visto;
recuerdo las visitas por la tarde,
su silla en el balcón cuando la estela
del horizonte ardía con pureza
sobre su blanco pelo recogido.
Nos decía, sin prisas ni palabras,
lo lento que, al contrario que se piensa,
a veces pasa el tiempo.

Algunos se nos fueron tan deprisa
que atropellaron todas las palabras
con que nos consolaban de la vida:
aquel muchacho triste cuando aún
olíamos a escuela
y a plaza de ancho barrio.
El mundo le arañaba las pupilas,
miraba por pequeños surtidores:
logró no ver la noche por sus ojos.
Un camión lo aplastó mientras cargaba
patatas, y entre el hierro y las raíces
fundó nuestra experiencia de la muerte.

Y otros niños ahogados en el río,
o en las charcas, después se aparecían
en sueños y llevaban renacuajos
en las manos hundidas.
Y el abuelo que no llegó a besar
ni a uno solo de sus nietos
con sus labios antiguos y dormidos.

Los hay de todas las alturas, sexos,
calidades, y aquellos que no he visto
no me impresionan menos que los otros,
los muertos familiares. En conjunto
hoy todos son: la piedra que les pesa
y que les sobra, el nombre indiferente,
la vela de las ánimas que llora
de ausencia sobre un mueble de cocina,
y no ven marchitarse, ni el olor
les viene a perdonar de tantas rosas.

Y un día, cuando acabe la visita
que hacemos piadosos, secretamente alegres,
nuestros huesos comunes, los recuerdos mutuos
se irán desconociendo con los años,
arrojando puñados de cenizas al futuro
y así hasta que el olvido se haga dueño
de todo lo que fue. La muerte es el origen.

(De Una Calle Cortada , 2005, pp. 49-50)

 

 

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