Biografía
Lola López Mondéjar nació en Murcia en 1958. En su faceta de escritora, ha cultivado la novela (la primera, Una casa en La Habana, vio la luz en 1997) y el género breve, algunos de cuyos relatos han sido publicados en revistas literarias (20 Voces nuestras, A renglón seguido, Escrito con Hierro) y en antologías (Amazonas, El Buda, Pensamiento de amor, Rehén, Cumpleaños Feliz). Durante cinco años colaboró semanalmente con el diario La Opinión de Murcia. Desde 1998 coordinó el programa literario «La mar de letras», dentro del festival internacional de músicas del mundo «La mar de músicas» (Cartagena, España), y en 2005 creó el Taller de Escritura Creativa de la Biblioteca Regional de Murcia.
Por otro lado, ha impartido clases en diferentes másteres de Arteterapia y Psicoanálisis en diferentes universidades y ha sido miembro didacta del Centro Psicoanalítico de Madrid. Como ensayista, ha publicado numerosos artículos sobre psicoanálisis y creatividad, violencia de género y adolescencia y sexualidad en libros y revistas especializadas. En marzo de 2009 vio la luz una recopilación de sus artículos sobre los procesos creativos, Psicoanálisis y creatividad: el Factor Munchausen, y una novela erótica, Lenguas vivas. Después continuó publicando obras como Lazos de sangre (2012), La primera vez que no te quiero (2013) o Qué mundo tan maravilloso (2018).
Obra
NARRATIVA
Una casa en La Habana (1997). Novela.
Yo nací con la bossa nova (2000). Novela.
No quedará la noche (2003). Novela.
El pensamiento mudo de los peces (2008). Libro de relatos.
Lenguas vivas (2008). Novela.
La extranjera (en prensa, 2010).
Mi amor desgraciado (2010). Novela.
Lazos de sangre (2012). Libro de relatos.
La pequeña burguesía (2013). Libro de relatos.
La primera vez que no te quiero (2013). Novela.
Cada noche, cada noche (2016). Novela.
Qué mundo tan maravilloso (2018). Novela.
ENSAYO
El factor Munchausen. Psicoanálisis y creatividad (2009).
Literatura y psicoanálisis (2018).
Invulnerables e invertebrados (2022).
COLABORACIONES EN ANTOLOGÍAS
20 Voces nuestras (1998).
Un cuento y una taza de café (2009).
Premios
2000: Premio Libro Murciano del año 2000 con Yo nací con la bossa nova.
2008: Finalista Libro Murciano con El pensamiento mudo de los peces.
2009: Finalista XXI edición del Premio de Narrativa Torrente Ballester 2009, con su obra La extranjera.
2013: Finalista Premio Setenil por Lazos de sangre.
Poética
No hay literatura sin secreto, el secreto es aquello que se mantiene oculto, que no es aparenten visible, que disimula sus sentimientos, lo reservado.
Lo que más nos señala, el nombre propio, es común, esto es apenas uno de los límites del lenguaje. Aquello que aparentemente más nos identifica y nos subjetiviza no es lo más propio. Lo más íntimo es el secreto.
La literatura que me interesa se nutre de lo recóndito. Porque los actos de los unos son muy parecidos a los de otros, las acciones son engañosas, pero no así el secreto de sus motivaciones, que suelen ser constelaciones de afectos distintos, a menudo contradictorios.
La literatura, para mí, tiene como misión explorar el territorio de lo no dicho. Ese magma anterior al lenguaje donde las percepciones se unen en una impresión única. Mi aspiración como escritora es la de trasladar al relato una verdad que surge del magma de todos los sentidos, una minúscula porción de un secreto.
Abordo cada relato atraída por un imán que ya contiene el germen de la historia que lo anima: una palabra, una atmósfera, una imagen, un objeto, pero sin saber la trama que se desarrollará apenas se inicie la escritura. Una trama que se desvela para mí como si el relato ya estuviese escrito en alguna parte y yo sólo tuviese que transcribirlo, es decir, escribir en una parte lo escrito en otra, o mejor, transliterarlo: esto es, escribir con un sistema de caracteres lo que está escrito en otro.
De ahí que, a menudo, la escritura sepa más que yo misma. Por que, de no ser así, ¿quién iniciaría la escritura de un relato del que sabe de antemano el final?
Los personajes se presentan al azar, ¿al azar?; no, más bien, convocados por mis propios secretos, y mi intención es ir tras ellos, más allá de la escritura, en esa dinámica oscura que, a decir de Octavio Paz, está en el origen de la creación, hasta descubrir el secreto que los anima, o, al menos, si ellos me dejan, curiosear en él.
Hermann Broch repetía: «descubrir lo que sólo la novela puede descubrir es la única razón de ser de una novela. La novela que no descubre una parte hasta entonces desconocida de la
existencia es inmoral. El conocimiento es la única moral de la novela». Y comparto su opinión profundamente, pues la literatura es, para mí, una vía de conocimiento.
Hay literatura porque somos seres opacos y no transparentes. Y esta opacidad es fuente inagotable de malentendidos, de incomunicación y de oscuros secretos.
Me interesa la literatura comprometida con la vida, con la necesitad de encuentro, con los hombres y mujeres que somos, con nuestro desasosiego, nuestra soledad, nuestro sentimiento de abandono, con nuestra necesidad de reconocimiento y afecto y con nuestra alegría.
Me interesa el papel que lo irracional, lo involuntario tiene en nuestra vida. El aspecto acausal, misterioso, del acto humano, de las decisiones que escapan a nuestra voluntad, que nos toman a nosotros por sorpresa.
Me interesa una escritura que rompa con la vocación de totalidad de la novela decimonónica, formalmente fragmentaria, más que lineal, aunque sin alardes vanguardistas. Una literatura aparentemente sin trama, o con una trama clandestina que transcurre por las geografías internas, por los países secretos de los personajes. Aunque, a decir verdad, huyo de las afirmaciones porque, en el fondo, cada historia exige su forma de ser contada, sin mirarse en otros modelos.
Me interesa la conciencia y el sentimiento de culpa, pero también la alegría y la satisfacción, el claroscuro de los afectos.
Y me interesa contarlo con una prosa clara y precisa, ligera, que pretende emular la música de una lengua materna olvidada, en cuyo regazo amable pretendo mecer al lector.
Tengo el convencimiento de que nos encontramos en un momento fecundo de la literatura en el que, teniendo detrás de nosotros todas las tradiciones, somos libres para enfrentarnos a ellas desde la confianza en el acto de crear.
Texto
RESIGNACIÓN
Juan se sonó la nariz, arrugó el pañuelo de papel entre sus dedos y con voz cansada afirmó:
-No puedo abandonarla. Eso es todo, es lo que hay. O lo tomas o lo dejas.
En algún lugar del pecho de Miriam se abrió una brecha. Sintió que el dolor rompía con un corte certero sus fibras musculares para alojarse en su pecho, en mitad del plexo solar.
No pudo contestar nada.
– Entiendo que sea duro para ti. También lo es para mí, ya lo sabes. Pero es todo lo que puedo hacer. Ella me quiere y yo… Yo no puedo dejarla.
Miriam levantó los ojos hacia él. ¿No era esto ya una despedida?
– Puedes esperar o puedes irte. No voy a presionarte.
Las fibras de su plexo solar sufrieron un nuevo espasmo involuntario que ella acusó de inmediato, y una angustia sin nombre le subió hacia la garganta, pero pudo contener el llanto.
Se vio a sí misma levantándose, retirando su abrigo de la percha en la que lo había colgado una hora antes y saliendo del restaurante sin decir adiós.
Pero le faltaron las fuerzas.
El camarero trajo la cuenta y cada uno pagó como de costumbre la parte que le correspondía. Salieron a la calle y tomaron un taxi juntos.
Diez minutos más tarde, delante del inmueble donde vivía Miriam, Juan la besó en la mejilla como solía hacer al despedirse, y con la misma voz natural de siempre le confirmó:
– Nos vemos el próximo jueves.
Miriam asintió tristemente, abrió la puerta del edificio y, sin encender la luz, se adentró discreta en el vestíbulo camino del ascensor.
(De El pensamiento mudo de los peces, Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2008)