Biografía
López de Cerain nació en Pamplona en 1964. Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas. Realizó diversos trabajos generacionales en Madrid y desempeñó el cargo de concejal y de teniente alcalde en el Ayuntamiento de Pamplona.
Articulista y ensayista, dedicó su vida a la que fue su pasión: la poesía. Inició su relación con la poesía de niño, disfrutando de los versos de Antonio Machado -uno de sus referentes- que su padre le leía y él aprendía de memoria. Comenzó a escribir de muy joven, como un acto “muy personal”, según recordaba en una entrevista en 2013. Fue en 1996 cuando se decidió a publicar su primer libro de poesía, Trabajos de amor disperso. Pasó una larga estancia en Nueva York y cuando regresó a Pamplona no cesó en su dedicación a la poesía, alumbrando poemarios cada vez más concisos, más profundos, donde volcó problemáticas personales y universales. Murió en 2017 en la misma ciudad que le vio nacer, Pamplona.
Obra
POESÍA
Trabajos de amor disperso (1996).
Olvidos y presencias (1999).
Breviario de esperanza (2001).
El sufrimiento en la espera (2003).
Vuelve, pasa el tiempo (2003).
Versos al aire (2005).
Verano perdido (2005).
Seguro es el pasado (antología 1985 – 2005). (2007).
Mitología y regresos (2010).
Cuaderno de versos: antología 1985-2010 (2010).
Poemas de la Mancha (2012).
Apuntes de esto y aquello (2013).
Versos de otoño (2014).
Camino negro, camino verde (2015).
Cuestiones varias (2016).
OTROS
Las rutas de Antonio Machado (2002). Ensayo.
El perplejo encadenado (2003). Artículos de prensa.
Páginas de un tiempo (2004). Ensayo.
101 adagios (2006).
Cavilaciones (2006). Ensayo.
Memoria sobre Navarra y su gobierno (2007). Historia de Navarra.
Surgimientos (2008). Ensayo.
Recuerdos (2009). Biografía.
Un año más, un año menos: divagaciones (2010).
Escritos de vapor (2015).
Premios
Poética
El poeta López de Cerain, para comentar su poética, hace suyos los versos de Antonio Machado: «Ni mármol duro y eterno / ni música, ni pintura, / sino palabra el tiempo».
Texto
CÉSAR O NADA
A Manuel Alcántara
César González Ruano ha salido de su casa
con el primer rayo de luz, con el primer café.
Camina, erguido el cuerpo,
la cabeza levemente inclinada,
repulido el rostro, enjuto,
de un color cera desvaída,
bigote recortado sobre sus finos labios.
El abrigo, añejo, por lo menos
de talle recto, cruzado…de buen paño
sí señor.
Lleva cuatro cigarrillos, pitillera de plata,
regalo de una antigua amante italiana,
la Duse o vaya usted a saber.
Cruza las calles algo distraído,
la musa no ha llegado.
En el «spleen» cotidiano del Madrid otoñal,
periclitado, «que ya no es el de antes»
ni «el que tenga que ser»,
demasiada gente, coches, ruido…
La musa es tarda, el motivo banal,
la tos y los años que le atosigan;
en el café, otro pitillo y humo,
perder su vida, su identidad,
viajes de juventud, París, Italia.
Mis cuartillas, un artículo más a vuelapluma,
ligero, sobre casi nada,
que aún se escriben los mejores,
tras mirar larga, morosamente el cielo
junto al velador, viento juntarse las nubes,
descargar una lluvia fina, persistente
que le llena el alma de melancolía.
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