GUTIERREZ LANERO, Goya

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GUTIERREZ LANERO, Goya

Biografía

 

Goya Gutiérrez Lanero (Zaragoza, 1954) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha sido profesora de enseñanza secundaria, impartiendo la asignatura de Lengua y Literatura Castellanas. En los años 90 colaboró con el grupo de poetas editores Bauma Cuadernos de poesía, de Barcelona.

Desde el año 2003 es coeditora y directora de la revista literaria Alga. Como difusora cultural ha coordinado durante años un ciclo de lecturas y tertulia poéticas en Barcelona (http://poesia-nostromo.blogspot.com). Es miembro de la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Catalunya). Sus trabajos críticos y poemas han sido publicados en distintos diarios especializados y revistas nacionales e internacionales. Su obra poética está recogida en una decena de antologías y libros colectivos.

 

 

Obra

POESÍA

Regresar (1995).
De mares y espumas (2001).
La mirada y el viaje (2004).
El cantar de las amantes (2005).
Ánforas (2009).
Hacia lo abierto (2011).
Antología alquimia del fuego (2013).
Desde la oscuridad (2014).
Grietas de luz (2015).
Y a pesar de la niebla (2018).
Lugares que amar (2022).

NOVELA

Seres circulares (2019).

ANTOLOGÍAS

Antología YIN Poetas aragonesas 1960-2010, Olifante Ediciones de poesía (Zaragoza 2010). A cargo de Ángel Guinda. Prólogo Ignacio Escuín Borau.
Erato bajo la piel del deseo (Antología de poesía erótica) Contrapunto 58 Sial Ediciones (Madrid, 2010). A cargo de Pura Salceda.
Antología poética El poder del cuerpo. Editorial Castalia (Madrid, 2009). A cargo de Meri Torras Francés.
Lluernes al celobert (Luciérnagas a cielo abierto) March Editor (Barcelona, 2006). A cargo de Teresa Costa-Gramunt y y Yara Monturiol.
Antología Uni-versos para Somalia (2011).
Antología Un árbol de otro mundo En Homenaje a Antonio Gamoneda (2011).
Tiempo Visible (2014).
Antología Festival Internacional de Poesía de Curtea De Arges (2015).
Alquimia de Sal (2016).
Antología «Bajo la estrella el viento» Mujeres poetas de las dos orillas (2016).
Tiempo (in) Visible (2016).
Oír ese Río (2017).

Premios

Poética

 

La poesía ha sido y es para mí un importante hallazgo muy lento y progresivo en el tiempo. En estos momentos la poesía es una necesidad vital. En algún lugar he escrito que es un refugio, un espacio dulce que aún nos queda, frente a la monotonía, la estupidez, el tedio o el mercantilismo de este mundo. La escritura poética contiene una reminiscencia de ese sentido mágico-sagrado que tuvieron las primeras manifestaciones del arte en general para el ser primitivo. Ella es capaz de concentrar en sí misma la semilla de lo racional e irracional. Y versa sobre ese conocimiento intuitivo de las cosas que se va acumulando y subyace en el inconsciente del ser humano, como bien demostró Carl Jung. Pero es en el artista o en el poeta en donde se produce lo que Baudelaire llamaba el momento de la gracia. El instante revelador de esa amalgama de realidades, algunas aún desconocidas e incomprensibles por parte del mismo creador, y que dependiendo de la forma como se las transforme o transmute a través de la palabra, surgirá otra realidad poética, distinta e intransferible en cada poeta.
A partir pues de esas primeras manifestaciones poéticas que la memoria ha destilado, en el caso de la poesía, procede un trabajo de fina artesanía con las palabras, intentando racionalizar lo irracional que las imágenes albergan y engarzándolas a la música por la que vienen amparadas.

La-el poeta como el escritor es heredero del bagaje de contenidos histórico universales, de la poesía y de la literatura, y es consciente de que no hay nada nuevo bajo el sol. Por ese motivo es precisamente el ritmo particular e intransferible con el que cada poeta logra impregnar su escritura, lo que lo-la distingue, y lo que proporciona el sentido sensorial al contenido del poema.

 

 

Texto

 

En el Regreso (Fragmento)
XVII

Un día quisiera fondear mi nave
y acercarme a nado
como el ladrón que ha olvidado su oficio
Cuando los párpados apretados
retienen las imágenes de los ensueños
Cuando la noche abre sus oscuros brazos
de un silencio apacible

No desearía desviar
los hilos invisibles que el destino
pueda haber trazado sobre el aire
de mi región de origen

Un día quisiera pintar de destiempo
mi barca su obra muerta-viva
Llegar antes de amanecer para escalar
hasta la torre-mirador-buhardilla
Ahondar en las raíces que han crecido
detrás de tu mirada
hasta hacer brotar lo que hay oculto:

En el paisaje de yemas anuladas por las grúas
En la roja traición del tumor en cadena
En el hedor prensil que sirve de alimento
a los dedos que también nos señalan y expulsan
En los rostros carcomidos por el ácido
En la necia posesión que tiraniza
una belleza que hubiera sido
Como una gran compañía redonda
Como las uvas jugosas del tiempo
que aun vacías retienen su dulzura

Y qué daría yo por hallar ese prodigio
que apresar no se deja
Su lecho ilimitado de cristal
sin que nada de ella huya
No temer ya al viento desabrido del invierno
Y tendiéndome en la delicia de la hierba
o sobre las crestas alisadas de alta mar
reconocer lo permanente en esos ojos:

Su duda al elevarse
Como otra forma de saber otro orden
que es seda y es metal y vidrio opalescente
Configurados
por el múltiple rostro de las palabras:
Las mismas que te piensan y alimentan tu pulso
Las que atraviesan cada noche mis sueños
Las que interrogan a quien habita en ellos
Las que rescatan de zonas abisales fósiles
como perlas no ajenas al cuerpo que las forja
Las que dibujan bordados de la idea
de mi pensamiento
en hebras sobre la piel de tu poema
Las que me enseñan los secretos de sus metales
en tu mano junto al fuego en su fragua
Con ellas me he atrevido a jugar esta partida
Azarosa escalera de figuras
con poder de arcanos
Guardianas de una llave antiquísima
capaz de abrir el muro de todo lo certero
que lleva en sí la muerte

Sin ellas qué mineral qué ruinas qué arrecifes
En qué grietas de espejos confundirse
En qué bordes de mil acantilados
abismarse hacia qué esferas penetrar
su música y cómo renunciar
a pronunciar sus nombres como espadas
de gladiolos de fuego floreciendo
del cristal de las aguas

La nada sin su canto sin su collar de perlas
sin su estela de piélago sin su sal en tu lengua
Llovedme de palabras inundad mis cabellos
Dejadla de alfarera junto a su vidrio hacer
de esta ambigua existencia de lo ebrio: ánforas
que prensen en su vientre los espacios
de otras páginas su respirar
de ojos y de labios
licuados en tu esencia como una creación
de lo que aún desconozco
Como un néctar un silencio nutrido
de rosas-calcinadas y de cenizas-bálsamo
Estremeciendo curando de la fiebre
que exhala su sudor en los espejos
vacíos del poema

Quiero palabras poliédricas de antídoto
inmunizando al alma
de esa vasta anorexia que crece en sus fisuras
Del exceso que se encostra en las máscaras
acumulando el tedio

Dejadla hacer palabras que transformen
en distintas verdades la mentira
Antes que la luz hiera mi incertidumbre
y vele su materia
Antes que emerja su inapelable imagen
y quede desvelada
Antes de regresar de este rincón opaco
de tu laboratorio
Antes que la fugacidad abra su puerta

Antes que nos invada su niebla inexorable

Del libro Ánforas, Devenir (Madrid, 2009)

 

 

 

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