GONZÁLEZ IGLESIAS, Juan Antonio

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GONZÁLEZ IGLESIAS, Juan Antonio

Biografía

 

Poeta, pintor y filólogo español, nacido en Salamanca en 1964. Su temprana vocación humanística, plasmada en numerosos poemas y pinturas de juventud, se orientó definitivamente hacia el estudio y cultivo de las Letras cuando comenzó sus estudios superiores, sin que por ello abandonara su afición por la pintura, que le llevó a participar en el ciclo «Senza Titolo» de Trento y en la exposición «Life/Live» del Musée d´Art Moderne de París.

Doctorado en Filología clásica por la Universidad de Salamanca, completó su formación literaria en Florencia y en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Actualmente es profesor titular de Filología Latina en la Universidad de Salamanca.

Catalogado por la crítica como una figura relevante de la nueva poesía española, publicó su primer poemario en 1993 bajo el título La hermosura del héroe, galardonado con el Premio Vicente Núñez.

Está incluido en Selección Nacional, última poesía española, de José Luis García Martín (1995) y en la Antología de poetas marginales y/o radicales preparada por Isla Correyero.

Ha sido crítico literario en los suplementos culturales de los periódicos ABC y El País. Dirige el proyecto de investigación La felicidad en la historia: de Roma a nuestros días, del Programa Logos Fundación BBVA de Ayudas a la Investigación en Estudios Clásicos (SEEC, Instituto IEMYRhd), uno de cuyos resultados es el número sobre la felicidad de la revista Litoral. También es uno de los comisarios de la exposición sobre Nebrija que prepara la Universidad de Salamanca. Ha obtenido galardones como el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe o el Premio Nacional de la Crítica.

 

 

Obra

POESÍA

La hermosura del héroe (1995).
Esto es mi cuerpo (1997).
Más hermosura (2000).
Un ángulo me basta (2002).
Olímpicas (2005).
Poemas del cuatro del tres (2006).
Eros es más (2007).
Del lado del amor (Poesía reunida 1994-2009) (2009).
Ceci est mon corps (2012).
Eternamente, la ciudad eterna (2014).
Confiado (2015).
Jardín Gulbenkian (2019).
La batalla de los centauros (2019).

OTROS

«Lo humilde y lo sublime. Apología de los caramelos», ABC Cultural, 10-2 (2001).
«Florencio Maíllo. La poesía de los paralelogramos», en Florencio Maíllo, Persistencias-Resistencias (2001).
«Lograr el lenguaje», Alfonso Canales. Libros, vida, poesía, suplemento de La Opinión de Málaga, 31-3-2002, 48.
«Consecuencias futuras de la tragedia antigua», en Panteo.El último minotauro. Clitemnestra. Mata que Dios perdona. Olimpia.
Nerón
, IX-XV (2002).
«Juan Gil-Albert. El Jardín. Homenaje a Epicuro», en VV.AA., Centuria. Cien
años de poesía en español
(2003).
«Borges, Lucano, Séneca y España», en Ruiz Barrionuevo, C; Nogueral, E, et
al., La Literatura Iberoamericana en el 2000. XXXIII Congreso del Instituto
Internacional de Literatura Iberoamericana
(2003).
«El triunfo del epigrama (Chico Wrangler)», en Rossetti, A., Poemas (2003)
«La estética disidente de un poeta pagano», en Villena, L. A. de, Alejandrías (2004).

TRADUCCIONES

Ovidio, Amores. Arte de amar, Cátedra (1993).
Anónimos y menores: 12 poetas latinos, Málaga (1996).
Horacio, Cuatro Odas (1996).
Catulo, Poesías (2006).
James Laughlin, The Love Poems / Poemas de amor (2007).
Stendhal, Quién me defenderá de tu hermosura, en prensa.

Premios

 

1993: Premio Vicente Núñez con La hermosura del héroe.
2002: IV Premio Internacional de Poesía Generación del 27 con Un ángulo me basta .
2007: XIX Premio Loewe con Eros es más.
2014: Prix des Découvreurs.
2014: XXXVI Premio Internacional de Poesía «Ciudad Autónoma de Melilla”.
2016: Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León por Confiado.
2019: Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma por Jardín Gulbenkian.
2020: Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León por Jardín Gulbenkian.

 

Poética

 

-«El amor es más / y triunfará de un modo misterioso». ¿A quién le hubiera gustado más el verso, a Cernuda, a Gil de Biedma, a Lorca, con quién está más en deuda?

-Sin ninguna duda al que más debo es a Lorca, que es un poeta tocado por la maravilla. Hablo como lector de poesía, porque creo que eso, un lector pleno, es sustantivamente un poeta. Alguien que puede permitirse que los poemas de otros sean la pauta de sus días. Pienso mucho en el Lorca que escribió «ya mi desnudo quisiera / ser dalia de tu destino / abeja, rumor o vino / de tu número y locura / pero mi amor busca pura / locura de brisa y trino». Y no es que piense en él, es que oigo mentalmente sus versos. Me los digo en voz alta en momentos importantes. Si pensamos en los grandes poetas del pasado como posibles lectores, escribimos mejor.

-Si tuviera que elegir un poeta contemporáneo español como su maestro, ¿a quién escogería?

-Pablo García Baena. Porque ha escrito muy bien y muy poco. Porque es ahora mismo el mejor de nuestros poetas. Porque sus versos no serán olvidados, con él esto sí lo tengo claro. Porque es hondamente pagano y hondamente cristiano. Porque él y sus amigos de Cántico trajeron a nuestras letras una modernidad cosmopolita en los momentos más duros. Porque mantiene alta la llama de Séneca y de Góngora. Por la naturalidad con que vive lo que en otros podrían ser contradicciones. Porque es extraordinariamente culto. Porque la íntegra dedicación de su vida a la poesía ha dado como resultado un hombre bueno. Que además es divertido, irónico, libre, sereno y muy generoso. Porque ha amado y ama mucho. Y todo eso se nota en cualquiera de sus poemas.

-¿Cuál debe ser la relación entre poesía y realidad?

– Poesía es realidad. La poesía es una de las cosas del mundo. A mí me gusta ponerla en la balanza, para que pese del lado de lo bueno. Cada cual debe hacerlo como mejor le parezca, escribiendo o leyendo los poemas que sumen vida a la vida. La poesía viene de la realidad y vuelve a la realidad, cambiándola. Iluminándola. Dándole altura. Y entre tanto es realidad.

(Azancot Nuria, » Detesto la represión del erotismo», entrevista aparecida en el cultural, edición impresa, 27/12/2007).

» Considero auténticos poetas a los novelistas excelentes: Cervantes el primero.
Stendhal, Flaubert, Galdós, Virginia Woolf, Mishima, Yourcenar o Álvaro Pombo. Poetas. Ficción para la novela. Dicción para la poesía. En poesía pido verdad. Doy verdad. Reclamo la verdad, ni siquiera la vieja verosimilitud me satisface.
(…)
Trabajar con la verdad hace posible ejercer hoy funciones arcaicas de la poesía. Cantar. Celebrar. Lamentar. Decir, con sus poderosos matices: por ejemplo, bendecir («Benditos /los acróbatas nuevos», escribí en «Capoeira»). Maldecir (algo que en realidad he hecho para buscar el bien, en los dos casos con un ay arcaizante que a mí mismo me extrañó: «Ay de los que pretenden administrar el fuego» y «Ay de los que conciben la vida como una operación incesante de conocimiento»). Profetizar, sin miedo, pues es la forma más sencilla de pedir. Un poeta laico como Virgilio se lanzó a escribir la Bucólica IV. Más humildemente yo he profetizado
o pedido el cumplimiento de un amor imposible («Profecía de tu piel maravillosa»). Y este verano compuse una «Canción para pedir más carril bici». Los dos se han cumplido. El amor tardó años. El carril bici, apenas unos meses. Otra función importante del poeta es curar. Más allá de la catarsis aristotélica (que no se restringe al teatro), hay un valor terapéutico muy arcaico en la poesía.
(…)
Podemos dividir a los poetas en dos nuevas clases: los que lanzan versos en su hablar inconsciente (Ovidio nos cuenta que él era de esos ya de niño) y los que los detectan. Los cazan o los captan. Yo pertenezco más bien a la segunda especie. Los encuentro hasta en los textos más prosaicos.
(…)
La equivalencia que Unamuno estableció entre pensamiento y sentimiento resuelve muchas de las antinomias que se nos suelen plantear. La Poesía siempre está diciendo, porque es lenguaje. Paul Valéry, poeta intelectual, llegó a decir que un poema es una rotación completa del pensamiento. Ésa es la clave. Un poeta puede transmitir pensamiento, sin ser filósofo. Lucrecio y Horacio han salvado a Epicuro. Dos poemas de Horacio han dado lugar a dos maneras de estar en el mundo, ambas epicúreas: una es el hedonismo placentero, que conquista el mundo como energía: el Carpe diem. La otra es un sereno ascetismo, que implica retiro del mundo y limitación de las necesidades: es el Beatus ille. «Dichoso el que de pleitos alejado». Sístole y diástole de un corazón único, creo que están presentes en muchos de mis poemas.
Entiendo al poeta como transmisor de una sabiduría desgranada singularmente. «Feliz aquel que puede las causas de las cosas / adivinar temprano», afirma Alfonso Canales, casi traduciendo al pie de la letra a Virgilio y su célebre felix qui potuit rerum cognoscere causas.
Le está encomendado expresar públicamente la intuición como conocimiento directo, inmediato, súbito incluso. Pero también comunicar la experiencia agridulce del que ha vivido. Así sigue Canales: «Mas el que se retarda / adrede, no queriendo / que nada se le esconda /
llega más lejos. Día / tras día desenvuelve / un camino que otros / encontrarán pisado y transitable».
(…)
Distingo poeta de escritor, como distingo poesía de literatura. El escritor vive para escribir.
El poeta vive para vivir. Apenas la punta del iceberg de lo que vive asoma en sus versos. En Juan Gil-Albert, prosista minucioso que convirtió su vida en escritura, se aprecia constantemente al poeta. La frontera entre poesía y literatura escinde, pues, el campo de la poesía (donde hay mucha poesía retórica) y divide el territorio de la novela (entre novela poética y novela retórica).
(…)
Además, la poesía es muy anterior a la literatura. Fue oralidad, canción. Se sirvió de la música, hasta el punto de que los poetas antiguos la componían, al tiempo que preparaban hasta los movimientos de los bailarines. Se sirvió de la escena teatral. Se sirvió de la escultura y de la arquitectura para grabarse y exponerse públicamente. Ahora circula en gran medida otra vez en la música, en el cine, en la televisión, en los muros, en la pantalla de youtube. Durante siglos la poesía se ha servido de la literatura, pero no le es consustancial. Hablemos teológicamente, que hasta ahora no lo hemos hecho: la poesía no es una hipóstasis de la literatura. La poesía puede vivir sin literatura. En un futuro más refinado o, como me temo, más bárbaro, habrá poesía sin literatura. La humanidad ha podido vivir sin literatura, pero no puede vivir sin poesía.
(…)
La única obligación del poeta, su única responsabilidad es el lenguaje y la vida, que son lo mismo. La soberanía sobre el lenguaje es paradójica. Se alumbra en un combate cuerpo a cuerpo, brutal pero reglado, como lucha grecorromana. El cuerpo del poeta contra el cuerpo del lenguaje. Al lenguaje hecho cuerpo lo llamamos poema. En ese wrestling el lenguaje está casi siempre por encima. Lo está, desde luego, en el momento inicial, el de inspiración. Me gustaría pensar que en el poema, acabado y publicado, el poeta ha vencido. Se ha enseñoreado del lenguaje. Pero no es así. El logos vence siempre. Bastante tiene el poeta con ser un contrincante preparado, cuerpo a su altura, rival bien entrenado.
(…)
La poesía nos libera de las ataduras del tiempo y del espacio de una manera física. Nos hace vivir en nuestra época, pero también nos recuerda que podríamos haber nacido en cualquier otro momento del pasado o del futuro. En cualquier otro país, con cualquier otro idioma.
También nos libera de nuestra edad. Nos hace viejos, maduros o jóvenes en cualquiera de las edades de nuestra vida. Nos hace humanos sin más.

(Juan Antonio González Iglesias, «Bajo el signo de Horacio», Ciclo Poética y Poesía conferencias 19 y 21 de Febrero 2008).

 

 

Texto

 

ACEPTO QUE LA BELLEZA ES LA FULGURACIÓN

Acepto que belleza es la fulguración
natural de las cosas naturales.
Me digo que tus dientes mostrados en sonrisa
son eso. Que tus ojos me dan tanta dulzura
porque cumplen remotas instrucciones gen éticas.
Que tu cuerpo de hombre con mi cuerpo de hombre
construyen un lugar necesario en el mundo.
Que nada extraordinario hay en dos que se aman.
Pero, cuando te abrazo una noche tras otra
y me encuentro tu pulso a oscuras en cualquiera
de los puntos que laten en tu cuerpo dormido,
cruza por mi cerebro la palabra milagro.

(de Un ángulo me basta).

****

DÉJAME QUE TE ABRACE

Déjame que te abrace, ahora que todavía
tu piel no lleva escritas las mentiras del mundo
y tus labios son sede sólo de la hermosura.
Porque sólo he querido ser bueno y verdadero,
y tú puedes hacerme,
déjame que te abrace.

(de Esto es mi cuerpo).

****

ESTO ES MI CUERPO

Esto es mi cuerpo. Aquí
coinciden el lenguaje y el amor.
La suma de las líneas
que he escrito ha dibujado
no mi rostro, sino algo más humilde:
mi cuerpo. Esto que tocas es mi cuerpo.
Otro lo dijo
mejor. Esto que tocas
no es un libro, es un hombre.
Yo añado que esto que te toca ahora
es un hombre.
Soy yo, porque no hay
ni una sola sílaba que esté libre de amor,
no hay ni una sola sílaba
que no sea un centímetro
cuadrado de mi piel.
En el poema soy acariciable
no menos que en la noche, cuando tiendo
mi sueño paralelo al sueño que amo.
No mosaico, ni número, ni suma.
No sólo eso.
Esto es una entrega. Soy pequeño
y grande entre tus manos.
Ésta es mi salvación. Éste soy yo.

Este rumor del mundo es el amor.

(de Esto es mi cuerpo).

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EXCESO DE VIDA

Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.

( de Eros es más).

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CALIFORNIA DREAM

Tu cuerpo como espada al sol relumbra
Miguel de Unamuno
Tras las gafas de sol se despereza
la mirada por ti, por el portento.
El aire a tu hermosura da aposento
sobre el temblor donde la playa empieza.
Mayoral de hermosura, tu cabeza,
el torrente del torso fuerte y lento,
húmedo el bañador breve, violento
que a tu morena piel se abraza y reza…
Mientras con temblor íntimo y rabioso
el aire se destruye en tu mirada,
relámpago moreno en la dorada
playa cercana a Málaga, es hermoso
recordar presentir como reposo
que algún día seremos sombra y nada.

(de La hermosura del héroe).

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OLÍMPICA TERCERA

A David Cal

La mañana es un reino diferente.
Otra temperatura y otra luz.
Temprano es la palabra. Todavía
el agua está mezclada con el amanecer.
El remo los remueve. La proa los separa.
Raras categorías alfanuméricas
organizan las clases de los competidores,
para hacer abstracción del onanismo
que llegan a exhibir los más audaces
entre los navegantes solitarios.
La canoa es concreta,
su material ultraligero acota una fracción de horizonte
que se puede tocar,
¿y quién discutirá que resulta atractivo
participar de la condición del centauro
montando una fracción de horizonte que avanza
imparable hacia el cruce
con la línea ideal, parecida al futuro
porque sólo es visible sobre la foto finish?
Energía del cuerpo: ¿y los que han madrugado
sólo para mirar? ¿No contribuyen
a deshacer los nudos de las ondas?
Pero el héroe los corta con su espada de nauta.
Estrictas son las órdenes que da la adrenalina:
desactiva bostezos, empuja la epopeya,
hace volar el torso como en algunos sueños
e ilumina la cara de los más contenidos.
Después de la victoria, por natural impulso
los versos se dirigen hacia Crónica Regia.
La Reina y el Atleta, aturdidos, despiertos,
intercambian saludos de animales insólitos,
de especies protegidas por la Europa ecológica.
El viento comunica sus cabezas cercanas.
Virtud propia de príncipes es la serenidad.
El triunfador, según el periodista,
no ha tenido problemas para dormir anoche.
Es serio, está llamado
27
a su propio interior. Entrenaba escuchando
rock urbano en formato mp3,
por horas infinitas.
En internet lo llaman un tímido de oro.
El piercing de su boca es un punto de acero.
Ama los monosílabos.
Es de un pueblo pequeño. Cada día cargaba
con esa embarcación esbelta y frágil
y remaba en el mar de la monotonía
inconsciente, constante, lo mismo que el asceta
que reitera ejercicios para salir del mundo,
así durante meses, así durante años,
para llegar a esto,
a esta mezcla del chándal y el olivo,
a esta clara mañana
en la que está de pie sobre el mapa de Grecia.

(de Olímpicas).

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HAY ALGO EN EL AMOR

Hay algo en el amor que pertenece
a este mundo. En los múltiples
instantes en que todo
tiene sentido desde que llegaste,
en toda la materia de pronto convertida
en regalo, pradera que pisamos,
terraza que se asoma o muralla que guarda,
también en la dulzura de los días,
en la rutina humilde de tenerte
a mi lado,
lo noto.
Pero algo en el amor no es de este mundo.
Algo que no es abstracto.
Lo pruebo, por ejemplo, en la temperatura
de tu piel, cada vez que nos quedamos
dormidos juntos, y cada mañana
en que no espero más que tu primer
beso, cuando recobras
a ciegas tu lugar entre mis brazos.
Entonces se anticipa lo que un día tendremos
definitivamente.
Para poder nombrarlo
se me hace necesaria la noción de solsticio.
No lo razono más. Es una especie
de primicia.

(de Eros es más).

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YOU LIGHT UP MY LIFE

Aristóteles dice: un cuerpo bello
debe ser percibido en su totalidad.
Así te vi llegar esta mañana.
Venías de correr una hora en bici
por la orilla del río. Te duchaste.
Estuvimos nadando juntos. Varios
largos en la piscina transparente.
Nos amamos después, enamorados
de ser distintos y de ser iguales.
Por la tarde estudiabas o leías.
Te vi algunos instantes. Pero ahora
que duermes a mi lado respirando
desnudo en el calor de junio, a oscuras,
creo que el filósofo no se refiere
sólo a la epifanía en el espacio,
al golpe único de la materia,
sino también al cuerpo hecho de tiempo,
a la suma sencilla de momentos
que queda para siempre en el registro
general de los días de este mundo.
Aristóteles dice: un cuerpo bello
debe ser percibido en su totalidad.

(de Eros es más).

****

AIKIDO

Estamos preparados
para sobreponernos.
Es un arte. Se aprende.
Está en nuestra memoria desde niños.
Los juegos, los poemas,
las tardes traduciendo,
palabra por palabra,
las tragedias, el cruento
latín de los historiadores.
Todo va al corazón y, transcurridas
las décadas, se vuelve
serenidad. Y ahora
alguno de los textos
de los filósofos occidentales
que he leído estos días
me lleva hasta la fórmula
que con reverencia
mutua se intercambian
discípulo y maestro en el aikido.
Uno a otro se dicen:
Gracias por enseñarme.

(de Eros es más).

 

 

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