DOMENE, Francisco

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DOMENE, Francisco

Biografía

Francisco Domene nació en Caniles, Granada, en 1960. Es Licenciado en Filosofía y Letras, especialista en Arqueología e Historia Antigua, y trabaja como profesor de Historia. Ha residido en Almería, Toledo y Menorca, antes de regresar a Baza (Granada). Poeta y narrador, ha sido coordinador del Aula de Poesía del Ayuntamiento de Almería y director de la colección «Ríomardesierto». Colabora habitualmente en revistas de literatura e historia.

 

 

Obra

POESÍA

Libro de las horas (1991).
Propósito de enmienda (1992).
Insistencia en las horas (1993).
Falso testimonio (1999).
Arrabalías (2000).
El cristal de las doce (2001).
Ajuste de cuentas (2016).

NARRATIVA

La última aventura (1992).
El detector de inocentes (1999). Relatos.
Ana y el misterio de la Tierra de Mu (1999).
El asunto Poseidón (2001).
Cuentos y leyendas de los dioses griegos (2010)
Arañas en la barriga (2011)
Ninfas, faunos, unicornios y otros mitos clásicos (2012)
Relatos de la Biblia (2015).

ENSAYO

Poesía actual almeriense (1992).
Narrativa actual almeriense (1992).

Premios

1990: Ayuda a la Creación Literaria del Ministerio de Cultura.
1991: Premio Ciudad de Irún por Propósito de enmienda.
1995: Premio Antonio Machado por Paisaje.
1998: Premio Artes y Letras de la Diputación de Almería por El detector de inocentes.
1998: Premio Antonio Oliver Belmás por Falso Testimonio.
1999: Premio Blas de Otero por Falso Testimonio.
1999: Premio Memorial Laureà Mela por Arrabalías.
2000: Premio Ciudad de Burgos por El cristal de las doce.
2016: Finalista Premio Andalucía de la Crítica por Relatos de la Biblia.
2016: Premio Nacional de Poesía José Hierro, por Ajuste de cuentas.
2017: Finalista Premio Andalucía de la Crítica por Ajuste de cuentas.
2017: Premio Dama de Baza de la Cultura.

Poética

– […] En este negocio importa la emoción ante la palabra bien dicha, el gusto por la belleza, la precisión del lenguaje; pero, sobre todo, la idea, lo que te comunica con el mundo y humildemente lo transforma. Porque poesía y vida no son entidades incomunicables. Al contrario, ten la realidad como principio y fin. Que ella te señale el camino posible. Escúchame bien, Domene: si no tienes los pies bien asentados en la realidad, dudosa validez ha de tener lo que escribas. No olvides a dónde perteneces: a la gente sin voz, a la tierra que aguarda siempre la lluvia nueva, la lluvia necesaria.
Sitúate al otro lado del sentimentalismo vacuo, de la manoseada anécdota adolescente, tan al uso, justo en esa otra frontera donde lo racional y lo honesto han de tener sentido. Procura formular un espacio suficientemente distinto, un lugar de compromiso personal, una sugerente retícula de emociones en la que los miedos interiores y la defensa de un mundo necesario, cobren justo protagonismo. Reivindica, con suficiente ironía y consciencia bastante, la experiencia, eso que nos ocurre, nada que ver con el lance fácil ni con la pose estética de esa poesía reaccionaria escrita para floristerías, sino con lo que nos hace ser lo que somos, el transcurso del tiempo vivido o dejado de vivir, lo malgastado y aquello de lo que hemos obtenido provecho, toda insatisfacción, todo gozo, cualquier demanda. No te sometas a la norma de lo que se considera aceptable, publicable. Construye el poema sin registros, sin certidumbres, abierto a la equivocación, al riesgo, a la extraordinaria posibilidad de lo imposible. Sé, siempre que puedas, testigo de lo común, de lo próximo, de lo diario. Que tu poesía sea íntima, pero solidaria…»
(En «Apuntes para una poética útil (Francisco Domene habla con Francisco Domene a propósito de El cristal de las doce)», 2001).

– […] Sobre Literatura tengo pocas creencias bien definidas. Valoro la honestidad y la coherencia en todos los ámbitos de la vida. Y, como no podía ser de otro modo, también en la Literatura. Los escritores tenemos la obligación de ofrecer al lector un producto, entendido como objeto de conocimiento, que él pueda percibir como verdad, aunque pudiera ser una verdad fingida en su origen. La forma de conseguir ese producto verdadero es una, y no la menor, de las dificultades de la Literatura. Es necesario distinguir lo que es el proceso de creación, que sin duda admite la artimaña estética e incluso la mojigatería, de la obra final que debe mostrarse como una verdad más o menos seductora…»
(En Juan Carlos Jiménez, «Entrevista a Francisco Domene», Granada, 2000).

– […]La poesía, quizá no sea principio de nada, pero es el sustento de todo.
Hay quienes creemos que es el último refugio, un territorio propio que se nos ha dado únicamente para ser compartido con otros. La poesía no es un vicio solitario, sino un agente socializador. La emoción, la complicidad y la inteligencia van aquí de la mano. Si no es así, todo resulta falso, impostado, fingido. La poesía que me interesa es la que sirve para vivir; una poesía de a diario; ni la que va vestida para el baile de la cancillería, ni la que se pega en las cajitas de bombones, prefiero la poesía que se planta frente a uno, provocadora, y exige un pacto de defensa mutua. Lo mismo en el presente, como en el pasado, hay poesía que busca la verdad íntima de las cosas y poesía que hoza en la apariencia. A veces, no es fácil distinguirlas. En todo caso, yo llamaría poesía actual a la que es útil para entender el mundo en que vivimos. Y, en consecuencia, poesía actual sería también, por derecho propio, gran parte de nuestra tradición poética. Desde luego, con bastante más autoridad que alguna de la que se escribe en nuestros días…»
(En E. Seijas, «Entrevista a Francisco Domene», Ideal, 2001).

Texto

EL POETA QUIERE HABLAR DEL HOMBRE

Hablo del hombre.
Me atribuyo su voz, como si el hombre
hubiera enmudecido,
como si su laringe fuera un órgano
inútil,
como si de sus labios sólo
pudieran brotar besos
o eructos.
Hablo del hombre.
Finjo que le conozco.
Imito su tristeza o su alegría.
Voy a los sitios que frecuenta
?la plaza del mercado, la oficina
de patentes, los muelles, la ribera
del río, algún hotel barato,
la uve azucarada y ácima de unos muslos,
un taller de modista, un bar que huele
a muchas horas lentas? y pregunto
por él, por mí,
y nadie me responde,
nadie hace caso.
Nadie se vuelve al escuchar mi voz.
A nadie importa que mi voz
?doy fe, lo juro, lo repito?
sea la voz del hombre.
Hablo del hombre.
Lanzo su descripción en los periódicos,
me oculto en las esquinas
a ver si pasa,
presto atención
los noticiarios por si hablaran de él,
busco cualquier indicio ?huellas de uso,
signos, ecos, latidos, miedo, esperanza?, marco
números de teléfono,
distribuyo pasquines con su imagen;
pero nadie responde,
como si todo el mundo hubiera enmudecido,
como si nadie comprendiera nada,
como si al otro lado del poema
y a este lado del poema
no hubiera nada.

(De Falso testimonio, A.A.E.E., Madrid, 1999).

CUANDO QUIERAS

Será cuando tú quieras. Fíjate qué sencillo:
No tiene que llamarme ni esperarme,
ni soportar un día y otro día
mi aburrida presencia enamorada,
mi irritante presencia enamorada,
ni mis torpes discursos sobre cosas y gentes.
Será cuando tú quieras, porque quieras,
sin ninguna razón
convencional o justa, y sin apropiaciones
debidas o indebidas, ni estatutos,
sin tener que pensarlo
ni detenidamente ni un millón
de veces, porque sí, sin calcular
la ganancia o la pérdida.
No para ayer y no para mañana.
Cuando tus ojos se abran
embriagados de dulce luz y digan:
hoy.
Cuando tu corazón,
cuando tus manos y tu carne se abran
como dulces granadas silenciosas,
como espigas de trigo, y digan: hoy.

(De El cristal de las doce, DVD ediciones, Barcelona, 2001).

 

 

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