CAVERO, Soledad

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CAVERO, Soledad

Biografía

Nació en Madrid en el año 1936. Escribe cuento y teatro infantil. Especializada en Animación a la Lectura Infantil. Ha publicado una serie de poemarios: «A través del espejo» (1998), «En esa fuente inagotable» (1982), «Con los pies descalzos y un paraguas rosa o azul» (1987), «Mar verdadero» (1990), «Sharazad» (1992), «Canto para un violín en fuga» (1987), «Soñar es la palabra» (2002)… Tiene varios premios y parte de su obra ha sido traducida al francés y al ruso.

 

Obra

POESÍA

A través del espejo (1980).
En esa fuente inagotable (1982).
Con los pies descalzos y un paraguas (1987).
Mar verdadero (1990).
Saharazad (1992).
Canto para un violín en fuga (1997).
Soñar es la palabra (2002).

Ráfagas (2009).

Hijos del trueno (2011).

Árbol de la memoria, Muestra antológica (2015).

NARRATIVA

La rebelión de los cuentos (1996).
Colón y el pirata Barbarroja (2002).

Blancalina y otros cuentos (2011).

Bayard avenue y otros cuentos (2021).

Premios

1980: Premio Pablo Neruda de Poesía. California.
1983: Premio Reina Amalia de Poesía Castellana.
1984: Premio Hucha de plata de Narrativa. Concurso Nacional Cajas de Ahorros.
1991: Premio Juegos Florales de Manatí. Puerto Rico.
1991: Premio Zenobia de Poesía.
1994: Premio Nacional Letras de Villancico.
1996: Premio Querido Borges. Mención finalista de Narrativa. California.
1996: Háblame de amor y amistad. Concurso Nacional de Narrativa Telefónica.

2002: Mención Especial Ciudad Miranda.

Poética

Para mí la poesía es como seguir las huellas de un misterio. En mi obra hay una búsqueda existencial del ser en sus raíces cósmicas y humanas. Me duelen mucho las guerras y agresiones a la Madre Naturaleza. En el conjunto de mi poética destacaría estos puntos: la palabra con sus múltiples resonancias como búsqueda y desafío. El sueño como mecanismo de defensa. La Naturaleza como milagro de expansión ante lo bello. El universo y Dios como lugar de procedencia y retorno.

 

Texto

EL HUMO

Humo que danza serpentino al viento
hacia dónde traslada
la desvaída forma que alojó la sangre,
hacia qué norte o puerto
arribará el amor ya consumido.
En espiral avanzan
esas cabriolas que al fundirse en vilo
cuanto mayor altura cogen
sin techo quedan en poder del viento.
Y qué silencio el humo en fuga,
qué evanescente rostro tiembla al fondo
de esa unión que al desprenderse vuela
en esos ojos, esas manos, esos labios.
Cómo lejos del fuego el humo llora.

 

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