CARNICER, Ramón

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CARNICER, Ramón

Biografía

Nace en 1912 en Villafranca del Bierzo (León), donde obtiene el Bachillerato Elemental. No puede continuar sus estudios por limitaciones económicas familiares. Ingresa en el Cuerpo Técnico de Correos en 1934, y compagina su trabajo con los estudios superiores y universitarios. Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Barcelona (1943). Becas de estudio concedidas por la Ecole d’Interprètes de la Universidad de Ginebra (1950 y 1951). Encargado del Curso de Historia de la Lengua y de la Literatura Españolas en la Universidad de Barcelona (1951). Fundador del Curso de Estudios Hispánicos para extranjeros (1952) y de la Escuela de Idiomas Modernos (1953), ambos en la Universidad de Barcelona. Se casa con Doireann MacDermott (1953). Becario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1953-1960). Doctor con Sobresaliente cum laude y Premio Extraordinario de la Universidad de Barcelona por su tesis sobre Pablo Piferrer (1960). Colaborador del CSIC (1961-62). Profesor visitante de la City University de Nueva York (1968). Agregado en la Universidad de Zaragoza, donde reorganiza de nueva planta el Instituto de Idiomas (1969). Profesor de los cursos de verano para extranjeros en las universidades de Barcelona y Zaragoza (Jaca). Renuncia a la actividad docente para dedicarse plenamente a la literatura (1972). Nombrado director honorario de la Escuela de Idiomas Modernos de la Universidad de Barcelona (1988). Publicó numerosos libros y colaboró con monografías, ensayos, centenares de artículos y algunos cuentos en multitud de revistas y periódicos de España y el extranjero. En colaboración con su esposa, Doireann MacDermott, tradujo libros del francés, el inglés y el alemán. Fue jurado de diversos premios literarios y dio un centenar de conferencias en universidades y entidades culturales en España, Suiza, Alemania y EE.UU.
Falleció en Barcelona el 29 de diciembre de 2007.

 

Obra

NARRATIVA

Cuentos de ayer y de hoy (1961).
Los árboles de oro (1962).
También murió Manceñido (1972).
Todas las noches amanece (1979).
Las jaulas (1990).
Pasaje Domingo. Una calle y 15 historias (1998).

ENSAYO

Vida y obra de Pablo Piferrer (1963). Biografía y estudio.
Sobre el lenguaje de hoy (1969).
Entre la ciencia y la magia. Mariano Cubí (1969). Biografía y estudio.
Nuevas reflexiones sobre el lenguaje (1972).
Las personas y las cosas (1973). Ensayos y artículos.
Tradición y evolución en el lenguaje actual (1977).
Desidia y otras lacras en el lenguaje de hoy (1983).
Del Bierzo y su gente (1986). Ensayos y artículos.
Sobre esto y aquello (1988). Ensayos y artículos.
Sobre ortografía española (1992).
El pintor leonés Primitivo Álvarez Armesto (1997). Biografía y estudio.
Cronicón Berciano (1998). Ensayos y artículos.
Cajón de alfayate (2008). Ensayos y artículos.

OTROS

Donde las Hurdes se llaman Cabrera (1964). Libro de viajes.
Nueva York. Nivel de vida, nivel de muerte (1970). Libro de viajes.
Gil y Carrasco, Enrique, El señor de Bembibre (1971). Edición y prólogo.
Gracia y desgracias de Castilla la Vieja (1976). Libro de viajes.
Friso Menor (1983). Memorias.
AA.VV., Marginados, fronterizos, rebeldes y oprimidos (1985). Capítulos sobre Las Hurdes, La Cabrera y La Merindad de la Somoza. Ensayo.
Las Américas peninsulares. Viaje por Extremadura (1986). Libro de viajes.
AA.VV., León, un viaje con guías (1990).
Codicilo (1992). Memorias.
Gil y Carrasco, Enrique, El señor de Bembibre y El lago de Carucedo (1992). Edición y prólogo.
Viaje a los enclaves españoles (1995). Libro de viajes.

 

Premios

1961: Premio Leopoldo Alas por Cuentos de ayer y de hoy.
1962: Medaglia d’argento al Merito Culturale del Gobierno Italiano.
1963: Premio Menéndez Pelayo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas por Vida y obra de Pablo Piferrer.
1962: Toma la resolución de no concurrir a ningún otro premio literario.
1971: Cruz de Alfonso X el Sabio.
1975: Hijo adoptivo del municipio de Villadecanes (León).
1976: Hijo predilecto de Villafranca del Bierzo.
1977: Se da su nombre a la plaza del pueblo de Villadecanes (León).
1988: Director honorario de la Escuela de Idiomas Modernos de la Universidad de Barcelona.
1988: Se da su nombre a la escuela de primera enseñanza de Parandones (León).
1989: Congreso homenaje a Ramón Carnicer organizado por el Instituto de Estudios Bercianos en Villafranca del Bierzo y Ponferrada.
1990: Su cuento «Las rutas del progreso» es llevado al cine por RTVE y se emite en 1991 en la serie «Narradores» de TVE2.
1991: Se da su nombre al Centro Público de Formación de Adultos de Ponferrada (León).
1999: Hijo adoptivo del municipio de Encinedo (La Cabrera) en reconocimiento por su libro Donde las Hurdes se llaman Cabrera.
1999: Se da su nombre a una calle de Ponferrada (León).
2000: Doctor Honoris Causa de la Universidad de León.
2001: Exposición «El viajero Ramón Carnicer» en el Museo del Bierzo de Ponferrada (León).
2003: Premio Gil y Carrasco Ciudad de Ponferrada de Literatura.
2006: Se da su nombre a la Casa de Cultura de Villafranca del Bierzo.
2008: Terceras Jornadas de Autor organizadas por el Instituto de Estudios Bercianos, en Villafranca del Bierzo y Ponferrada.
2008: Se da su nombre a una plaza en Quintanilla de Losada (Encinedo, La Cabrera).
2008: Exposición «Ramón Carnicer. Viaje a la Cabrera» en el Museo de la Cabrera (Encinedo).
2010: La Asociación de Bercianos en Cataluña le nombra Berciano Ilustre en Cataluña.

 

Poética

– «Mis trabajos de erudición y mis libros de viajes han tenido por objeto cubrir zonas de mi ignorancia, coincidentes tal vez con las de algunos de mis posibles lectores. Decía Albert Einstein: «Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas», afirmación que tanto sirve para curarse de vanidades culturalistas como para confesarnos tributarios del saber ajeno.»

– «En mis novelas y cuentos trato de reflejar realidades y de inventar ficciones capaces de divertir al lector, en el sentido de apartarlo, momentáneamente al menos, de sus quehaceres, contrariedades y preocupaciones.»

(En Ramón Carnicer, 2003).

«Lo que yo intento hacer, si usted me permite el neologismo, es algo así como vidalogía, es decir, acercarme a las personas y a su manera de estar en la vida, cosa, por otra parte, muy vieja.
– ¿Y quién le informa a usted? Supongo que las personas cultas.
– No señor. Prefiero los informes de un tabernero o esquilador a los de un abogado o un ingeniero.
– ¿Es que no le interesa la cultura?
– Sí, pero la cultura no está sólo en los libros y en la cabeza de quienes los han leído, gente a veces aburrida y muy a menudo dogmática.
– Usted debe ser algo contradictorio.
– Tal vez, aunque procuro evitarlo, no con demasiado ahínco, es la verdad. Y ello porque aspiro a no dejar de ser hombre, es decir, un ser contradictorio».

(En Ramón Carnicer, Gracia y desgracias de Castilla la Vieja, Barcelona, Plaza y Janés, 1976, p. 229).

 

Texto

TODAS LAS NOCHES AMANECE (1979)

El círculo de los adeptos iba reduciéndose; es decir, era preciso eliminar o disuadir a quienes no aportaban nada nuevo o a quienes mostraban aptitudes poco interesantes por repetidas. Tal era, entre estos últimos, el caso de los médium motores, buenos para los no iniciados, con su movimiento de mesas, sillas, sofás y otros objetos, pero aburridos para quien como él era además médium parlante, psicógrafo y a veces vidente. Su búsqueda de un médium músico capaz de hacer oír a Liszt, Gayarre, Sarasate, etc. había fracasado, no obstante haber atraído a buen número de componentes de la banda, la orquesta y la rondalla, gente de escasas inquietudes y sobre todo disminuida por los prejuicios del párroco Lanjarón, enemigo resuelto de aquella fuente luminosa (por ello operaba en las tinieblas) del espiritismo. Otros, de mediumnidad nada deleznable, cansaban por monótonos, por demasiada especialización. Así ocurría con don Clemente el telegrafista, siempre con ecuaciones y proyecciones geométricas. Con vistas a sus alumnos más avanzados de bachillerato, no le iban mal los tratos con el velador, pero en una de sus primeras actuaciones perjudicó el buen nombre del cenáculo de la calle de la Romería, conocido por los espíritus más ilustres. Se produjo el hecho cuando, apenas iniciado en la técnica comunicativa, se le ocurrió llamar nada menos que a Newton para pedirle opinión acerca del procedimiento seguido con sus alumnos en busca de un desarrollo más rápido y acaso más convincente del famoso binomio. Newton acudió al llamamiento y el velador empezó a funcionar. Don Clemente captó en el acto la x, la a y, por deducción, el signo que las unía, pero en seguida se le vio vacilar (conforme declararía después) tras los golpes indicadores de potencias y subíndices, mayúsculas, minúsculas, etc., por lo cual interrumpía continuamente al famoso matemático en demanda de repeticiones y aclaraciones. No tardó Newton en percatarse de que el telegrafista ignoraba la correspondencia entre sus golpes y aquellos signos, por lo que, no obstante su flema de sabio y de inglés fallecido ya en el siglo ilustrado, declaró intolerable el desconocimiento de tan sencillas claves por parte de un espiritista experto en matemáticas. A continuación dio tres fortísimos golpes de velador y, tras hacerse visible durante una fracción de segundo, suficiente para advertir la larga peluca y la abullonada camisa con que aparece reproducido en las grandes enciclopedias, descargó un fuerte portazo y se fue.

(De Todas las noches amanece, Barcelona, Plaza y Janés, 1979, pp. 154-155).

 

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