CANTÓN y CANTÓN, Juan José

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CANTÓN y CANTÓN, Juan José

Biografía

Juan José Cantón y Cantón (1960), poeta, es licenciado en Filología Francesa por la Universidad Complutense de Madrid (España). Sus versos han aparecido en gran número de revistas, entre otras: Alabastro (Madrid), Ánfora Nova (Rute, Córdoba), Arena y Cal (San Fernando, Cádiz), Cantera Verde (Oaxaca, Méjico), El cocodrilo poeta (Méjico), Cuaderno gris (Madrid), Cuadernos del matemático (Madrid), Los cuadernos del Sobarnique (Béjar, Salamanca), Escribir y Publicar (Barcelona), L’Etrave (París, Francia), La Fumarola (Madrid), Jointure (París, Francia), Linden Lane Magazine (Princeton, Nueva Jersey), Manxa (Ciudad Real), La Nuez (Nueva York), La Ortiga (Santander), Ovación (Santafé de Bogotá, Colombia), Poesía, por ejemplo (Madrid), Piedra del Molino (Arcos de la Frontera, Cádiez), Poetas contra el Sida (Barcelona), Ruptures (Montreal, Quebec), Sin embargo (Huelva-Sevilla), Tambor (Sto. Domingo, República Dominicana), La Urpila (Montevideo, Uruguay)…

También se pueden encontrar algunos poemas suyos en la red social SoyPoeta.com (http://www.soypoeta.com/Juan-Jose-Canton/).

 

 

Obra

POESÍA

Delirio del desarraigo (1990).
Tromba (1990).
Psicalgia (1994).
Poemas a Cózar (1998).
Caos (1998).
Flashes (2004).

TRADUCCIONES DE OBRAS PROPIAS A OTROS IDIOMAS

Psicalgia/Psychalgie. Traducción al francés de Mª Ángeles Fernández Riera. Editorial Betania, Madrid (1994).
Flashes. Traducción al francés de Mª Ángeles Fernández Riera. Editorial Libertarias, Madrid (2004).

 

 

Premios

Poética

-De su poesía se ha dicho que transmite una gran fuerza y un excelente manejo naïf de la sentimentalidad. También que está tendida a la realidad y a lo solidario, que arranca las viejas raíces de la rutina y de la sordidez, que vibra con ansia de claridad y que es un intento de que no nos aplaste la realidad más torpe… (Sagrario Galán, en Trayecto contiguo (Última poesía)) Ed. Betania, Madrid, 1993).

-«El poema es el medio más intenso de expresar lo aún no escrito y el sentimiento más personal» (Escribir y publicar, nº 9, Barcelona, 1998 p.24).

-«Creo que procuro valerme de un lenguaje conciso y preciso, lo más exacto posible. A los demás les dejo la labor de definirlo. Seguramente no se pondrían de acuerdo. Querer etiquetar siempre la poesía es una simplificación, la obra de muchos poetas se caracteriza por sus diferentes registros a lo largo de su trayectoria vital. Por decirlo poéticamente, en mi poesía «je croyais choisir et j’étais choisi» (creía elegir y era elegido). No tengo pues una poética definida; sí la necesidad, a veces, de escribir un poema» fue mi última respuesta a esta cuestión. Comparto una idea -creo que me viene o es de Claudio Guillén- con la cual me gustaría zanjar un poco más el tema obligado de las poéticas en los poetas: Soy una imagen; no, el beato;/ soy un firmamento; no, el astrólogo;/soy un pájaro; no, el ornitólogo;/ soy un poeta; no, el literato».

 

Texto

MI VIDA NO SE ENCIERRA (1989)

«Yo sé que en esos sitios tiritará mañana
mi corazón helado en varios tomos».
Miguel Hernández (El hombre acecha).

Mi vida no se encierra
en un armario o en un cajón,
lo digo por si mañana faltara;
no me busques donde no estaré
y no estaré siquiera en una carpeta
ni escondido en los renglones de un papel,
ni en los libros leídos o por leer,
(no soy siquiera mi pensamiento disperso)
ni en mis zapatos, ni en mi pluma;
si quieres, encuéntrame
en el reflejo de los ojos de un perro,
en un beso,
en la ternura de un abrazo,
en el rocío de la mañana,
en una caricia,
en el gesto cariñoso y fugaz,
en el árbol, en el pájaro, en la rosa,
en la lluvia mojándote
y, de vez en cuando, sólo de vez en cuando,
recuérdame.

(En Expoesía 2000, Oscar Abel Ligaluppi, El Editor Interamericano, La Plata, Buenos Aires, Argentina, 1995).

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NAVIDADES (1995)

A Candela.

La tristeza
-¿quieres creer?-
viene de esas bombillas
blancas
que recuerdan en las ramas
desnudas de los árboles de las avenidas
y plazas
a la nieve
ausente.
De pronto,
un alud de recuerdos,
lo vivido y no vivido,
lo irrepetible y lo imposible, de golpe.
De pronto,
ráfagas de infancia,
figuras del belén, dulces y turrón,
uvas y juguetes
(¡Felices fiestas!),
un tiempo acumulado en vacíos,
la adolescencia yerma, quebrada e incierta,
una cama y cuatro muebles,
libros,
un traje y alcohol,
y la madurez brutal, violenta y súbita,
cuando todo está por venir
y el porvenir no llega.
Sarajevo y Grozni y Gaza y Cisjordania y Erbil y…,
topónimos para el olvido
de un futuro con otros nombres, con otros muertos.
El vacío multiplicado en las estrellas,
con los sueños idos y perdidos
en años ya vividos e irreconocibles.
El aire esparce en mis ojos
una tristeza blanca
y un poco de frío en mis huesos
que me hacen no creer en nada,
otra vez solo
en el tumulto de gentes y bolsas;
otra vez, en el brillo apagado
de los que duermen en las calles
del mundo perfecto
e incluso, en estos días, solidario
-dicen.
(¡He tocado sus heladas manos en mi corazón!)

(De «Sueltos», Suplemento antológico torre tavira nº 58, Ignacio Rivera Podestá, Cádiz, 1998).

 

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