BOUSOÑO, Carlos

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BOUSOÑO, Carlos

Biografía

Nació el 9 de mayo de 1923 en Boas, Asturias. En esta localidad transcurrieron su infancia y su adolescencia hasta que, huérfano de madre y tras el exilio de su padre a México, hubo de abandonar Asturias para trasladarse a vivir a Madrid con su tío, en 1943. Ingresó en los estudios de Filología románica en la antigua Universidad Central de Madrid, hoy Universidad Complutense. En esta época traba relación con el poeta Vicente Aleixandre y con el poeta y crítico Dámaso Alonso, a quienes se debe una decisiva influencia en su obra, crítica y poética. Entre 1945 y 1946 publica sus dos primeros libros, Subida al amor y Primavera de la muerte. Entre 1947 y 1949 imparte clases de Literatura española en el Wellesley College. Regresa a España en 1949 y obtiene el título de doctor con una tesis sobre la poesía de Vicente Aleixandre. A partir de entonces se dedica por entero a dar clases de Literatura española y Teoría de la Estética en la Universidad Central. Comienza al mismo tiempo su producción poética: Oda en la ceniza y Las monedas contra la losa reciben, en 1968 y 1974, respectivamente, el Premio de la Crítica. En 1978 se le concede el Premio Nacional de Literatura por su obra crítica El Irracionalismo poético: el símbolo, y el año siguiente ingresa como miembro en la Real Academia Española. Abandona la docencia universitaria en 1988. Falleció el 24 de octubre de 2015.

Obra

POESÍA

Subida al amor (1946).
Primavera de la muerte (1946).
Compilación y otros poemas inéditos (1952).
Noche del sentido (1957).
Poesías completas (1960).
Invasión de la realidad (1962).
Oda en la ceniza (1968).
La búsqueda (1971).
Las monedas contra la losa (1975).
Al mismo tiempo que la noche (1976).
Selección de mis versos (1982).
Metáfora del desafuero (1988).
El ojo de la aguja (1993).
Antología poética. Selección de mis versos (1995).
El martillo en el Yunque (1996).
Primavera de la muerte. Poesías completas (1945-1998) (1998).

ENSAYO

Seis calas en la expresión literaria española (1951).
Teoría de la espresión poética (1952).
La poesía de Vicente Aleixandre (1956).
El Irracionalismo poético: el símbolo (1977).
Superrealismo poético y simbolización (1979).
Épocas literarias y ecolución (1981).
Poesía postcomtemporánea: cuatro estudios y una introducción (1985).

OTROS

Antología gráfica. Claroscuro (2008). Con José Hernández.

 

Premios

 

1952: Premio Fastenrath de la Real Academia Española.
1968 y 1974: Premio de la Crítica.
1979: Académico de número de la Real Academia Española de la Lengua.
1979 y 1990: Premio Nacional de Literatura.
1990: Doctor Honotis Causa por la Universidad de Turín.
1993: Premio de las Letras españolas.
1995: Premio Príncipe de Asturias de las letras.

 

Poética

De todas las dimensiones de lo real he sido siempre especialmente sensible a una de ellas: la temporalidad. Y creo que el verdadero protagonista de mi poesía, unas veces esbozado, otras no, es el tiempo, o mejor, la sensación de existencia precaria que la realidad posee. En ese sentido, el mundo, y sobre todo el mundo humano, es para mí, aproximadamente, «la nada siendo».

Carlos Bousoño, Poesías completas. «Primavera de la muerte», Encuentro de Vicente Aleixandre, Ediciones Giner, Colección Orfeo II, Madrid, 1960. «Introducción del autor», págs. 18-19.

 

Texto

ANÁLISIS DEL SUFRIMIENTO (1968)

A José Olivio Jiménez.

El cruel es un investigador de la vida,
un paciente reconstructor, un objetivo relojero, un perito
que quisiera conocer la existencia,
el secreto de la vida que en el sufrimiento se explora.

El amante de la sabiduría está listo
para su operación delicada.
Y la materia del análisis queda
a su merced: un hombre sufre.

Horrible es conocer la verdad, y el miserable hallazgo
destruye a quien lo obtiene,
pues nadie en otro pudo ni podrá nunca conocer hasta el fondo
pn su verdad palpable, sin morir,
la vida misma revelada.

Sin embargo, es muy cierto
que el sufrimiento expresa
al hombre, aunque lo arruina,
porque tras la experiencia dolorosa
es otro hombre el que nace, al conocerse,
y conocer el mundo.

No siempre, ciertamente,
puede quien ha sufrido
resistir todo el peso de su sabiduría.
Alguno nunca vuelve
a la vida, pues es difícil ser
tras la vergüenza de haberse así sabido.

Otros viven, mas rota
su dignidad en la infamia
que todo dolor es,
indignamente
prosiguen, y una mueca
es su gesto, su hábito.

Hay quien asume
de otro modo el dolor,
la concentrada reflexión que todo dolor es.
Tras la meditación espantosa, el hombre puede oír,
palpar, ver,
y conocerse y ser entre los hombres.

Y he ahí como el cruel se equivoca
en su filosófica labor, porque sólo quien sufre,
si acaso lo merece,
logra el conocimiento que el cruel buscara en vano.

Conoce aquel que sufre y no el que hace sufrir,
éste no sobrevive a su conocimiento,
y aunque tampoco el otro muchas veces
puede sobrellevar esa experiencia
terrible, logra en otras
escuchar sorprendido
el más puro concierto,
la melodía inmortal de la luz inoíble,
en el centro mismo de la humana miseria.

(De Oda en la ceniza, 1968)
 

 

 

 

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