Biografía
Ezequías Blanco nace en 1952 en Paladinos del Valle (Zamora). Ejerció la docencia como catedrático de Lengua y Literatura españolas en diferentes institutos de la geografía nacional durante tres décadas y media. Fue director durante treinta años de la revista Cuadernos del matemático y es Brand Ambassador de la Plataforma Cultura Inquieta desde hace diez.
Ha publicado varios libros de poemas y volúmenes de relatos, así como ediciones críticas. Por todas estas labores ha recibido más de un premio.
Obra
POESÍA
Limitación del vuelo (1979).
Palabras de la sibila (1992 y 2000).
En medio del desierto (1996).
Archivo de imágenes-Imágenes de archivo (1999).
Objetos del amor lejano (1999 y 2005).
Los caprichos de Ceres (2004 y 2007).
Construirte un abismo (2008).
Otras tribus urbanas (2007).
Una ceja de asombro (2010).
Doce musas (2012).
Bare Nostrum (2017).
Tierra de luz blanda (2020).
Algo tendrá que ver el cine (2022).
NARRATIVA
Memorias del abuelo de un punk (1997).
Tres muñecos de vudú (2001).
Islandia, 2004 (2007)
Tienes una cabeza apuntando a tu pistola (2009).
Solo hay una clase de monos que estornudan (2019).
OTROS
Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi (2004). Edición crítica y guía de lectura.
Edición crítica de Dialógos de amor de León Hebreo (2020).
OBRAS TRADUCIDAS
Los caprichos de Ceres ( I capricci di Cerere): Traducción al italiano de Emilio Coco, San Marco in Lamis, Italia, 2005.
Premios
1999: Entrega a Getafe en modalidad artística.
2003: Premio de Creación Artística de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
2003: Premio Nacional de Poesía «Ciega de Manzanares» (Ciudad Real).
Poética
«VALE POR UNA POÉTICA»
Andando yo muy lejos de escuelas, teorías, generalizaciones o reducciones; habiendo leído yo algunas «poéticas» que pudieran serlo y multitud de exculpaciones que no lo son en modo alguno, me parapeto, para empezar, tras una cita amañada de Rilke:
«Yo no puedo avenirme a considerar la manera de los versos de nadie, pues tanto el intento de crítica, como el espíritu de sistema, sean estos de orden literario, filosófico, vital o de cualquier otro orden, están muy lejos de mí. Nada es tan ineficaz como abordar una obra de arte con las palabras de la crítica: de ello siempre resultan equívocos más o menos felices. Las cosas no son tan comprensibles como generalmente se nos quiere hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son indecibles; se consuman en un ámbito en el que jamás ha penetrado palabra alguna, y más indecibles que todo son las obras de arte, existencias misteriosas cuya vida perdura, al contrario de la nuestra que pasa».
(Del libro Cartas a un joven poeta, Ediciones del siglo XX, Buenos Aires, pp.21-23).
La poesía va para mí directamente al paladar del ánimo y la degusto por igual solo o en buena compañía. Nunca la he considerado un fiambre pobre en el que meter fríamente el bisturí ni un cuerpo defectuoso al que me atreva a hacerle la cirugía estética o el hara-kiri ofreciéndole un catálogo de narices, pómulos o pechos de famosa para que elija. Ahora bien, sentadas estas premisas, uno sabe, también en este campo, lo que le agrada y lo que le agrada menos. Sabe que cada uno sueña para sí y tiene torpe el oído para otras pesadillas. Sabe que el poeta busca un atajo en el intento vano de conseguir la piedra filosofal. Sabe que la poesía se hace con palabras, con ritmos, con melancolías, con sugerencias, con misterio, con azares y otras frutas que no enumeraré para no parecer prolijo. De la habilidad para adquirir la simiente en los mejores puestos del mercado, de la habilidad para cultivarlas en los mejores campos, del amor y la pasión -también del tipo de herramientas-, de la revelación en el aderezo, de la mezcla y su presencia resultará la macedonia.
No concibo un poeta sin su (po)ética pero ésta emanará de sus versos de forma natural. Lo demás es asunto de la Crítica o del otro mercado. Además dijo un poeta para mí muy querido: «¿La poesía…? Ese es otro cantar.»
Texto
Todo está en el papel: las alas abiertas de la indolencia la tiranía de los árboles la seducción del río… Todo lo es el papel. El papel es el agua. El papel es como el agua… Por el papel somos roca en que baten los Océanos… El papel es el pájaro. Débil y frágil como el pájaro. En el papel están mis alas tus alas nuestras alas… Por el papel tenemos plumas… ¿Quién de papel no ha hecho pajaritas o aviones…? ¿Quién no ha botado barcos…? En el papel habita la fuga del presente amarillenta y obstinada como el fuego. En el papel está el teatro la falsedad de la tramoya la ironía y el destino el veneno y las calaveras tu vida con tu muerte… El papel es más símbolo que Abril o que Venecia… ¿Quién no está escrito en el papel…? ¿…En un papel? ¿Quién no recuerda…? ¿Quién no fluye…?
(Del libro Archivo de imágenes-Imágenes de archivo, Devenir, Madrid, 1999, p.95).
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