ALVAREZ ORTEGA, Manuel

Inicio/ALVAREZ ORTEGA, Manuel

ALVAREZ ORTEGA, Manuel

Biografía

Manuel Álvarez Ortega, Córdoba (1923-2014), perteneciente a la primera promoción de posguerra, fundó y dirigió la revista Aglae (1949-53). Afín a las corrientes simbolistas y del surrealismo francés, su poesía se caracteriza por una vertiente sensual y llena de imágenes brillantes que arrancan del vanguardismo del 27, pero siempre con la expresión contenida, la elegancia musical del verso, la perfección estilística y una temática de preocupaciones existenciales en torno a la Muerte y el Tiempo que lo acercan a la tradición barroca y a la línea más metafísica del romanticismo anglo-germánico. Sus primeros poemarios inauguran una línea surreal, hasta llegar a obras claves en su trayectoria como Exilio, Dios de un día, Tiempo en el Sur, Despedida en el tiempo e Invención de la muerte. Luego vendrían: Lilia Culpa, Oscura marea y Oficio de los días.
Las inquietudes metafísicas centrarían Reino memorable y, sobre todo, el cambio formal que representa Génesis, con todo un universo simbólico que configura su poesía. Con Fiel infiel vuelve a la evocación amorosa mientras el tema del tiempo y la muerte van centrando Carpe Diem, Código o Fábula, que presenta una visión irónica de la realidad. Desde otra edad y Mantia Fidelis presentan el tema del amor, mientras la rememoración y la lucha contra el olvido definirían obras como Escrito en el Sur, Templo de la mortalidad, Liturgia o Gesta. A estos le seguirán una etapa cada vez más trascendental en la que destacan Claustro del día, Vulnerable dominio, Corpora Terrae, Acorde y su todavía inédito Heredad de la sombra.
Su estética aparece en Intratexto, mientras algunas composiciones pertenecientes a su libro Gesta han sido traducidas al inglés por Louis Bourne (Poemas / Poems). Falleció el 15 de junio de 2014.

Obra

POESÍA

La huella de las cosas (1948).
Clamor de todo espacio (1950).
Hombre de otro tiempo (1954).
Exilio (1955).
Dios de un día y Tiempo en el Sur (1962). Ambos libros aparecen juntos en un solo volúmen.
Invención de la muerte (1964).
Despedida en el tiempo (1967).
Oscura marea (1968).
Oficio de los días y Reino memorable (1969). Ambos libros aparecen juntos en un solo volúmen.
Carpe diem (1972).
Antología (1941-1971) (1972).
Tenebrae (1973).
Génesis (1975).
Fiel infiel (1977).
Escrito en el sur (1979).
Templo de la mortalidad (1982).
Sea la sombra (1984).
Lilia Culpa (1984).
Gesta (1988).
Código (1990).
Liturgia (1993).
Obra poética (1941-1991) (1993).
Claustro del día (1996).
Intratexto (1997).
Corpora Terrae (1998).
Desde otra edad (2002).
Poemas / Poems (2002). Versión inglesa de Louis Bourne.
Égloga de un tiempo perdido (2003).
Despedida en el tiempo (1941-2001) (2004). Antología poética.
Visitación (2005)

Antología poética (1941-2005) (2007).

Obra poética (1941-2005) (2006)
Adviento (2007)
Mantia Fidelis (prólogo Francisco Ruiz Soriano) (2008)
Cenizas son los días (2011)

Ultima necat (2012)

 

GRABACIONES
Génesis (1992). Libro y cassette.

 

ANTOLOGÍAS

Poesía belga contemporánea (1964). Junto a otros traductores.
Poesía francesa contemporánea (1967; 1983).
Poesía simbolista francesa (1975; 1984).
Veinte poetas franceses del siglo veinte (2001).

 

TRADUCCIONES

Saint-John Perse, Crónica (1960).
Patrice de la Tour du Pin, Salmos (1972).
Apollinaire, Antología poética (1973).
Víctor Segalen, Estelas (1974).
Paul Eluard, El amor, la poesía (1975).
Jules Laforgue, Poemas (1975).
Saint-John Perse, Pájaros y otros poemas (1976).
André Breton, Poemas (vol. I y II) (1978).
Benjamin Péret, El gran juego (1981).
Alfred Jarry, Antología (1982).
Lautréamont, Obra Completa (1988).
O.V. Milosz, Sinfonías / Salmos (2004).

O.L. de Milosz, Cántico del conocimiento (2005).

 

OBRAS TRADUCIDAS
Poemas / Poems (2002). Versión inglesa de Louis Bourne.

 

Premios

1954: Accésit del Premio Adonais por su libro Exilio.
1961: Premio de la Mancha de la XI Fiesta de las Letras de Tomelloso, Ciudad Real.
1963: Accésit del Premio Adonais por su libro Invención de la muerte.
1967: Premio Nacional de Traducción por la antología Poesía francesa contemporánea.
1976: Premio de la IV Bienal de Poesía de León, con su libro Fiel infiel.
1978: Finalista del Premio Leopoldo Panero con Escrito en el Sur. El premio es posteriormente impugnado por un concursante y entonces se le concede a Escrito en el Sur el Premio Leopoldo Panero, al que renuncia.
1978: Premio Ciudad de Irún con Escrito en el Sur.
1981: I Premio Mundial de Poesía de la Fundación Rielo, de Madrid, con su libro Templo de la mortalidad.
1999: Premio de las Letras Córdoba 99, instituido por la Diputación de Córdoba.
2001: la Universidad de Saint Gallén junto a una treintena de escritores españoles, presentó ante la Academia Sueca su candidatura al Premio Nobel de Literatura, reiterada asimismo, en mayo de 2003 por el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
2007: Medalla de Oro de la Junta de Andalucía.

Poética

– «El texto escrito, más allá de su significación, comunica, además del esquema de su propia estructura, el código ideográfico de las tensiones del poeta. El poema, en esta colisión de formalidades, es en sí mismo, la respuesta visual de una concepción imaginariamente manifestada. La proximidad o la similitud de percepciones lleva a la cohesión de formas, y la respuesta poética, que no tiende sólo a sustanciación de signos sino a interpretaciones existenciales, se hace viva materia, convulsión interna, en aquel que la percibe. Poesía, en todo caso, más que conocimiento, es inmersión en el ser.»
(De Intratexto, Devenir, Madrid, 1997, p. 27).

– «El poema, cuando sólo es auscultación de la razón, se arriesga a ser un puro ejemplo de banalidad. En tal caso, su correspondencia con el mundo se deteriora, y, en un descenso hacia lo inútil, la verdad expresada en el grafismo no halla su equivalencia en la verdad que el pensamiento configura. La realidad, trascendida con no importa qué propósito, en la nueva circunstancia, apenas si se acomoda a otra representación. Y la poesía, que es lo inexpresable en una trama de asunciones temporales, deja de ser ese rostro interior que prevalece al tiempo y dice, si fiel, eternizándose, la esencialidad, y la existencialidad, del poeta.»
(De Intratexto, op. cit., p. 41).

– «La poesía es también una ascesis en el desierto del símbolo, esa extraña semejanza que aparece repentinamente entre un objeto de la realidad y un objeto invisible, sin embargo entrevisto entre lo inmediato y lo sospechado. La invención, unida a ese símbolo, hace posible la aparición, desde un plano existente, de un objeto inexistente, algo que sólo tendrá vigencia dentro de unas coordenadas trazadas en todo caso por una secreta razón.»
(De Intratexto, op. cit., p. 48).

– «El alma del verso es el alma del hombre que lo va componiendo, y el poeta, si expresa verdad, lo que deja en el poema es un sedimento de su vivir, pues está sometido de contínuo a una corriente que responde justamente a la forma de aprehender la realidad y su misterio; discurre en el tiempo y, sucesivamente, lo que ofrece es un amplio espectro de estables impresiones que pueden ser consideradas complementarias unas de otras, porque están apoyadas, enraizadas entre sí. El poeta no polariza, pues, sólo el fruto de una vocación humana, sino también una esencia que comunicar o una existencia que trascender.»
(De Intratexto, op. cit., p. 53).

– «La poesía conjuga la pasividad de los sentidos con la objetividad del sentimiento, es la sintaxis del alma de quien la escribe, no tiene rostro, pues no está en los signos que intentan expresarla. La poesía es verdad porque es imposible.»
(De Intratexto, op. cit., p. 56).

Texto

 

LOS OLVIDADOS DÍAS

 

Henos aquí, oh tierra coronada de errantes lluvias y martirios,
rozando las pálidas guirnaldas de un tiempo alimentado por el llanto,
como una sorda leyenda flotante en las aguas de un olvido,
humeante brisa arrastrada por la honda marea del invierno.
Henos aquí. Mas ¿quién oye en sus sienes lo que tu ronco farol pregona?
Todos dicen: ??Los muertos ya murieron y el polvo los deshizo??.Se olvidan.
¿Qué importa el exangüe nocturno, la rosa podrida en las frías ciudades?
¿A qué remover la huella que deja el tronco volcado por el musgo?
Estamos aquí. Vivimos. La última barca llevará la historia de nuestros días:
??Se amaron. Ni la niebla ni el odio borraron la música que ardía en sus gargantas??.
Y entonces, ¿a dónde retornar? ¿Por qué goteante rama hallar tu boca hecha hiedra?
No, no puede el corazón deshacer la trenza de un recuerdo y decir sólo una palabra: ??Sucedió??.

(De Clamor de todo espacio, 1950).

DESPEDIDA EN EL TIEMPO
(fragmento)

Pero has caído, piedra o ave cegada por el Tiempo.
De todo tu esplendor solo queda el recuerdo vacío,
el acto incompleto de revivir aquellos días cuando
te alzabas de la raíz materna que a solas me nutría,
cuando una luz sulfúrica, un viento aterrador,
una letal blancura se extendía por un valle de huesos
y pobreza, cuando -ardiente- tu llanto flameaba
sobre mi exilio, encadenando sucesos, cerrando
los círculos de mi vida, cada gota de mi oscuridad
compartida con mil seres distintos, míos, únicos
testigos de un nocturno episodio que no se repetirá nunca.
Has caído. De ti sólo queda el eco de tu edad,
tu patria perseguida, un fuego subterráneo, un ruido
como una sal caliente que aún conserva la huella
de mi paso por ese descompuesto mundo: una mortaja,
una piedra erigida, una cruz oxidada, una reja
indiferente a tu exterminio y un redondel de hierba
que deja pasar la luz coronada de amargura.

(De Despedida en el tiempo, 1955).

 

«WEST END BLUES» EN LA NOCHE

Concertado el trueno
y el relámpago,

¿cuál de estos rojos cometas,
lágrimas del litoral, sabría rehacer
la imagen de tu destierro?

¿Con qué materia
oída al fin la luna reveladora
de tu gracia, humo inmortal,
te sustentaría?

Y si tal fulgor consistiera
semejante traslación, aligerada
de súplicas la dársena que envuelve el alma,
¿acertaría a colocar tu vano corazón
en su sitio?

Hoy vuelves a mi casa: el piano,
los saxos y las trompetas huelen
el gas de las lámparas, el hollín de los años
escribe su verdad, oigo
tu cabeza apuntalada por los signos, el seno
abierto en medio de las fábulas
que conciertan las edades.

A punto de morir,
la noche en su oscuro hotel
se descalza, el mar es una libélula ciega
que quema los colores de sus alas,
conjuro el muelle, caz de tiza
el adarve.

Pero tú, Orfeo intemporal, tejes
las sedas para otro disfraz
más duradero, larva de un misterio mayor,
voz inhabitable.

Concédeme antes tu aliento,
dioscuro alucinante, haz
de esta hora una visitación que me deslumbre,
ceda el invierno su luto
imaginario, toque yo tu antigua dicha, cima
o nada.

Si no vale un viejo blues esta noche,
lejos del paraíso y sus lúcidas vírgenes,
grata me fuera la muerte.

(De Carpe Diem, 1969).

 

 

Subir