HIDALGO, Manuel

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HIDALGO, Manuel

Biografía

Manuel Hidalgo nació en Pamplona en 1953. Cursó estudios de Filosofía y Letras y se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Como periodista, ha sido redactor-jefe de Fotogramas (Semanal), jefe de Cultura y redactor-jefe de Opinión de Diario 16, editor del suplemento cultural Disidencias del mismo periódico, y fundador y director-adjunto de El Mundo, en el que ha dirigido el Magazine, La Esfera y en donde fundó el suplemento Cinelandia. Además ha trabajado como columnista en: Diario 16, El Mundo, Cosmopolitan, La clave, etc. Y como crítico de cine en: El Periódico de Madrid, Cambio 16, Fotogramas
Está muy involucrado en el mundo del cine, no sólo como crítico.

Ha trabajado como guionista y ha sido miembro de numerosos jurados: Prix Caméra D’Or en el Festival de Cine de Cannes (1987), de la FIPRESCI y Nuevos Realizadores del Festival de Cine de San Sebastián (1982), del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (1981), del Festival de Cinema Jove de Valencia (2001) y de los Premios Nacionales de Cinematografía (1982). Es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y de la European Film Academy.

 

Obra

NARRATIVA

El pecador impecable (1986).
Azucena, que juega al tenis (1988).
Olé (1991).
La infanta baila (1997).
Días de agosto (2000).
El cutis de las monjas (2002).
Cuentos pendientes (2003).
Cuentos infantiles (2003).
Navarra (2005).
Lo que el aire mueve (2008).
El banquete de los genios (2013).
El lugar de uno mismo (2017).
Pensar en España. Conversaciones (2018).
Del balneario al monasterio (2018).

Sus relatos aparecen en:

Aquel verano (1996).
Aquel verano, aquel amor (1997).
El sueño de un verano (1998).
Cuentos de futbol, 2 (1998).
Cuentos solidarios (2003).

ENSAYO

Para un maldito(1977).
El último austro-húngaro. Conversaciones con Berlanga (1981). (En colaboración con Juan Hernández Les).
Carlos Saura (1981).
Fernando Fernán Gómez (1981).
Francisco Rabal. Un caso bastante excepcional (1985).
Pablo G. del Amo. Montador de sueños (1987).
Telefonario farándula (1991).
Sobre Daniel y otras cosas de menos importancia (1998). Antología de artículos.
Navarra (2000).
El cutis de las monjas (2002). Antología de artículos.
El testigo indiscreto (2005).
El Cid : mátalo tú (el amor) (2006). Cine.

Libros colectivos sobre cine:

Terrores íntimos (1985).
Cuatro años de cine español 1983-1986 (1987).
Guía Hemingway (1999).
Jaime Armiñán y su mundo (2001).
Diccionario de películas del cine norteamericano. Antología crítica(2002).
Bienvenido Mister Marshall, 50 años después (2004).

GUION

Ha co-escrito el argumento de A mulher do próximo (1988), de José Fonseca e Costa.
Una mujer bajo la lluvia (1992), de Gerardo Vera. Grandes ocasiones (1998), de Felipe Vega.
El portero (2000), de Gonzalo Suárez. Basado en un cuento propio.
Nubes de verano (2004), de Felipe Vega (2004).
Mujeres en el parque (2006).

OTROS

Todos vosotros (1995).
La guerra del sofá (2000).
El Hombre Malo estaba allí, memorias del miedo (2001).
Me temo lo peor : diario y confesiones de un hipocondríaco (2003).
El banquete de los genios (2013).

EDITOR

(1986-1987).
Fobias: diez escritores cuentan sus miedos (2002).

Premios

1999: X Premio de Periodismo Fundación Institucional Española (FIES), por su artículo «El Abuelo», publicado en El Mundo (14-VI-1998).

2007: Premio Logroño de Novela por Lo que el aire mueve.

2014: VI Premio Francisco de Javier.

 

 

Poética

 

– ¿Por qué has tardado tanto tiempo en escribir trece cuentos? ¿Tiene que ver con la dificultad intrínseca del género?

Son cuentos escritos a lo largo de muchos años, por lo que más bien he tardado en publicarlos. Quería que tuviesen un sentido unitario. Mi deseo era reunir una colección con una temática común, lo que supuso una dificultad añadida. Finalmente, la encontré: el amor y el desamor.

– Pero también están muy presentes la incomunicación y la falsedad de los sentimientos.

– Sí, todos esos temas son compatibles y están en mi libro. Además de la inseguridad, el destino, las incidencias de azares y los elementos inquietantes que perviven en la vida cotidiana. Y, naturalmente, la falsedad, la incomunicación y lo efímero, que no dejan de ser componentes del amor y del desamor.

– Complejidad y pluralidad, algo a lo que el cuento es propenso por su capacidad de sugerencia…

– Esto es muy cierto, al lector se le ofrece algo abierto que debe construir por él mismo.

– En tus cuentos se da un profundo distanciamiento del narrador, algo cínico, con respecto a la historia y los personajes.

– Prefiero el adjetivo de narrador “distante” a “cínico”. El escepticismo y la ironía, el descreimiento, producen esa sensación de distancia: es una característica que está en toda mi escritura.

– Y también hay bastante humor. ¿Un lector sin humor es indeseable?

– Desde luego. El humor es un prisma excelente para abordar la vida, la experiencia y la literatura. Además, y es algo de consenso general, el humor es un claro síntoma de inteligencia, y los escritores queremos lectores inteligentes… Después, claro, tenemos que estar a su altura.

– ¿En qué crees que consiste la calidad literaria?

Creo que tiene que ver, principalmente, con tres cosas: una historia que provoque ideas o emociones atractivas, hondas y perdurables; un uso de la palabra eficaz junto a una expresión estética —lo que no supone hacer joyería—; y ofrecer una visión de la vida que sea sugerente e interesante.

– ¿Y qué define un buen cuento?

– En el cuento no caben distracciones, ni existen ramas laterales, se debe saber administrar la economía de medios, la restricción del espacio y, a pesar de ello, poner en pie una historia, unos personajes… El cuento acota la realidad en un momento determinado pero, al mismo tiempo, tiene que contarlo todo.

– ¿Se escribe para permanecer o, principalmente, se busca el prestigio social?

– Con toda modestia, no tengo la ambición de permanecer y creo, sinceramente, que a partir de ahora es cuando voy a hacer los mejores libros. Es un plan biográfico que me he trazado, porque el periodismo me ha alejado hasta ahora de la escritura. En cuanto a lo segundo, me temo que sí, que se escribe para tener prestigio. Pero entendido como un reconocimiento al trabajo bien hecho; no me refiero al prestigio social porque de eso nunca estamos seguros. Además, depende del círculo en donde te muevas; para algunas personas el ser escritor es algo deleznable, y lo único que les vale es que seas millonario o que tengas poder. Y, el poder yo ya lo he tenido siendo director adjunto de un periódico…

– La vanguardia —en el sentido de movimiento trasgresor que se anticipa a su tiempo— es todavía posible en literatura, o es más permisible en el cine?

– Éste es un grandísimo tema difícil de abordar. Yo creo que la vanguardia como tal ha fracasado en la literatura y en el cine en cuanto búsqueda de nuevas formas de expresión, de nuevas técnicas, de nuevos lenguajes. La literatura y el cine poseen un tronco común que procede de la novela cervantina y decimonónica, y en ninguno veo la manera de desplazar al formato narrativo; de romper la contradicción de contar sin contar. Desde luego, hay varios intentos que han aportado diversas posibilidades, pero que no se han generalizado. Reconozco más vitalidad en las artes plásticas y en la música; aunque queden escasas posibilidades de sorprender.
Volviendo al cine, creo que la vanguardia ya estuvo en sus inicios, en los soviéticos, en algunos franceses…

(De “Entrevista a Manuel Hidalgo. Por Emilia Lanzas”, 23 de febrero de 2004. Disponible en:
http://www.generacionxxi.com/entrevistas/hidalgo.html).

 

– En otras ocasiones has abordado otros géneros. Ahora te decantas por el relato corto. ¿Crees que es un género menor?

-Me parece un género mayor, porque tiene una gran dificultad. Es un género que el público ha desacreditado. Se vende poco y esa es la causa de su poca circulación.

(De “Entrevista a Manuel Hidalgo”. Por Teresa Juan López”, 24 de agosto de 2004. Disponible en:
http://www.generacionxxi.com/entrevistas/hidalgo.html).

-¿Qué es una columna?

-Una columna es la expresión de una voz y de una mirada personales que se manifiesta con sesgo literario, rubricado por la firma, sobre alguna parcela de la realidad con relativa brevedad, con asiduidad, en espacio propio, diferenciado y fijo y con libertad de criterio, estilo y forma. A partir de esta definición aproximativa, en España, felizmente, hay muchas clases de columnas y columnistas.

(Entrevista dee 29 de septiembre de 2003. Disponible en:
http://www.sincolumna.com/con_columna/hidalgo/#)

 

Texto

DÍAS DE AGOSTO (2000)

Su nombre y su rostro vinieron con la tormenta. Por la tarde entraron las nieblas hasta las cercanías del pueblo y se aposentaron en la fosca de los pinares que rodean el cuartel de la Guardia Civil. Amaya lo había anunciado en el bar, después de tanto calor vendrían las tormentas. Amaya, con su experiencia, sabe lo que se dice. Cuando el calor aprieta en el valle con tanta fuerza, las moscas se ponen pesadas, aparecen por todas partes, cosquillean en los pies, entre el pantalón y los zapatos, con una carga leve, con un ligero roce de patas, con una terca caricia como de papel. Si las espantas, vuelven. No te dejan en paz.
La humedad se condensa poco a poco, procedente de la costa, al noroeste de las montañas. Se queda detenida en los oquedales, hace bulto y se arrastra con dificultad por las regatas, pegada al suelo, lamiendo los prados, mojando la hierba con un aliento húmedo que al principio no se nota. Después coge más cuerpo, se adensa, se eleva y tapa la perspectiva de las montañas. La niebla se adueña del valle y, por encima de ella, se hace una masa turbia, grisácea, una amenaza de lluvia y ruido que se cumple infaliblemente por la noche.
La tarde se oscurece antes de hora, y la gente desaparece. Es como si alguien hubiera dado una orden. Los niños dejan de jugar en la plaza. Los coches, con los faros encendidos, se refugian en el costado de las casas y en las viejas cuadras. Los perros se mueven inquitos y cabizbajos. Ladran al cielo en un gesto de protesta y rebeldía, después se achantan y se deslizan hacia lugar seguro despojados de toda altanería. Los gatos se acobardan, se meten en las casas mirando hacia atrás, como zapeados y, entre las puertas, asoman la cara con aprensión perpleja. En el campo, las vacas van a parar a la protección del ramaje de los árboles y levantan los testuces a la espera de instrucciones.
Los hombres están gritones. En las partidas de dominó del bar, en el rato del café, se nota mayor vehemencia. Las fichas se golpean con más vigor sobre las mesas, se fuma más, se piden más copas, y luego, al igual que los perros y los gatos, los hombres desaparecen de repente como llamados por un asunto de urgencia.
Así sucedió ayer, después de cuatro días de cielo azul, sol abundante y calor de los trópicos. No en balde hay palmeras chicas y bambúes en el jardían de los Arrizabalaga.. Esto es un microclima tropical, dicen los más convencidos, indiferentes con razón a la localización de Los Espinos en los estribos de los Pirineos.

 

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