BADOSA, Enrique

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BADOSA, Enrique

Biografía

Enrique Badosa nació en Barcelona en 1927 y falleció en 2021. Se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona. También se graduó en periodismo. Durante años ejerció el periodismo socio-cultural en el diario El Noticiero Universal. Además de por su obra literaria, destaca por su labor en el campo del ensayo y la crítica literaria y está considerado como uno de los más brillantes traductores de poesía de la llamada Generación del 50, destacando sus traducciones al catalán del latín (Horacio), del francés (Paul Claudel) y de otros idiomas. Durante muchos años fue director del Departamento de Lengua Española de la Editorial Plaza y Janés. En 2006 recibió la Creu de Sant Jordi y en 2010 el I Premio José Luis Giménez-Frontín.

 

 

Obra

POESÍA

Más allá del viento (1956).

Tiempo de esperar, tiempo de esperanza (1959).

Baladas para la paz (1963, 1970).

Arte poética (1968).

En román paladino (1970).

Historias en Venecia (1971, 1978).

Poesía (1956-1971) (1973, 1977).

Dad este escrito a las llamas (1976).

Mapa de Grecia (1979, 1980, 1989, 2004).

Cuadernos de las Ínsulas Extrañas (1973).

Cuadernos de barlovento (1986).

Epigramas confidenciales (1989, 1993).

Relación verdadera de un viaje americano (1994).

Marco Aurelio, 14 (1998).

Epigramas de la Gaya Ciencia (2000).

Parnaso funerario (2002).

De fin de siglo (2003).

Otra silva de varia lección (2004).

Ya cada día es más noche (2006).

Antología (2007).

Trivium (2010).

 

ENSAYO

Primero hablemos de Júpiter (La poesía como medio de conocimiento) (1958).

Razones para el lector (1964).

La libertad del escritor (1968).

La lírica medieval catalana (2007).

La tentación de la palabra (2013).

Sine tradere (2016).

 

 

Premios

Por su poemario Epigramas confidenciales:

1986: Premio Francisco de Quevedo (Madrid) por su poemario

1989: Premio Ciudad de Barcelona de Poesía en Lengua Castellana.

1992: Premio Fastenrath de la Real Academia Española.

 

Por el conjunto de su obra poética:

2006: Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña.

2008: Tercer Premio Internacional Villa de Oria.

2010: I Premio José Luis Giménez-Frontín de carácter honorífico.

 

Distinciones:

1999: Homenaje a Enrique Badosa ofrecido por ACEC y CEDRO en el Col·legi de Periodistes de

Catalunya. Ponentes: Luisa Cotoner, Carme Riera, Ramón Andrés, Esteban Padrós de Palacios y José

Luis Giménez-Frontín. Textos publicados en Cuadernos de Estudios y Cultura, número 13, 2000.

2004: Su poema «Salamina», de Mapa de Grecia, esculpido en una placa de mármol, colocada, junto a

un texto de Sófocles, en el monumento que Grecia dedica, en la isla de Salamina, a los helenos que —480

antes de Cristo— derrotaron al invasor persa.

2006: Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya por su obra poética y por su actividad

sociocultural y por la difusión de la literatura catalana.

2010: I Premio José Luis Giménez-Frontín de carácter honorífico, otorgado por primera vez por la

Asociación Colegial de Escritores de Catalunya para distinguir una figura literaria que haya destacado por

haber contribuido al acercamiento entre culturas.

Poética

«Mi poética es la que se deduce del último verso del epigrama XL, Libro III del poemario Epigramas de la Gaya Ciencia: “Yo no escribo el poema. El poema me escribe, en el sentido de que manda su decir…, y en el de que me ayuda a ser mediante el conocimiento de mí mismo y de la realidad: me hace ser”».

 

 

Texto

 

Castalia

La fuente de Castalia. Mediodía.
Ni oráculos ni tiempos venideros.
El sol profundizaba precipicios
por entre el crepitar de las cigarras.
Había en el espacio una plomada roja.
Exhausto de entusiasmo y de solemnidades,
me senté junto al árbol
que acompaña a la fuente.
Aquel sabor del agua lo recuerdo.
Cerca, como surgido de no sé…,
el súbito guardián del hontanar.
Se tocaba con gorra de marino,
como buen capitán de manantiales
seguro de su mando sobre tanta belleza.
Su rostro era una arruga cubriendo una mirada.
Abrió el hatillo parco, y extendió poco a poco
las aceitunas negras, de hueso puntiagudo,
y el trozo de qué pan y de qué trigo.
Para la sed, el agua.
Me miró natural, y con la mano
me condujo los ojos a sus frugalidades.
No dijo nada más.
Nunca el griego fue lengua tan hermosa.

(De Mapa de Grecia, primera edición en la colección “Selecciones de Poesía Española”, Barcelona, Plaza y Janés Editores, 1979, p. 32).

 

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